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La presidencia finlandesa urge a los líderes europeos a hablar a Rusia con una sola voz

Los Veinticinco quieren lograr de Putin las máximas garantías de suministro energético

Andreu Missé

La necesidad de unir todas las fuerzas ante el desafío energético se ha convertido en la prioridad de la UE. Matti Vanhanen, primer ministro de Finlandia, que ostenta la presidencia de turno de la UE, instó ayer a los líderes europeos que el viernes se reunirán en Lahti a "hablar con una sola voz" cuando discutan los temas energéticos con otros países. Las palabras de Vanhanen, contenidas en una carta a los líderes, son una clara alusión a la necesidad de superar la división interna que existe en la UE con respecto a las relaciones con Rusia.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, advirtió por su parte de que la cumbre no se limitará a las cuestiones energéticas, sino que también se abordarán los temas relacionados con "los derechos humanos y la libertad de expresión en Rusia".

Además de la energía, que será el tema dominante, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veinticinco discutirán también sobre la necesidad de dar un impulso a la innovación y acordar una estrategia común en inmigración. Barroso, en una carta dirigida al primer ministro Vanhanen, señaló que tanto la energía como la inmigración debían ser abordados "con un espíritu de coherencia y solidaridad".

Después de la cumbre, los líderes europeos han invitado a cenar al presidente ruso, Vladímir Putin, encuentro que se ha convertido en el acontecimiento más importante de la jornada. El pulso entre la UE y Rusia se desarrolla en varios escenarios. Por una parte, la UE quiere lograr las máximas garantías de suministro energético, que en buena parte está en manos de Rusia. De este país proceden el 40% de las importaciones de gas, el 32% de petróleo y el 17% de carbón. En segundo lugar, la UE presiona a Moscú para que ratifique la Carta de la Energía. La UE quiere la liberalización y garantía de las inversiones de las empresas occidentales en Rusia, pero Moscú exige a su vez que este documento incluya la regulación del comercio de material nuclear, además del gas y del petróleo

En tercer lugar, Bruselas y Moscú negocian la creación de un Acuerdo de Libre Comercio Plus, en sustitución del actual, con la pretensión de que sea más ambicioso y con vistas a reforzar los lazos y la cooperación con Rusia. El acuerdo actual vence a finales de 2007.

En cuarto lugar, Putin busca el apoyo de la UE para conseguir su entrada en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Rusia ya ha advertido que no habrá negociaciones sobre el Acuerdo Comercial sino tiene garantías de ingresar en la OMC.

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Frente de negociaciones

Este múltiple frente de negociaciones se encuentra seriamente atascado por las últimas decisiones del Gobierno ruso, que han provocado una profunda brecha en la UE y especial malestar en países como Polonia. Los recientes acuerdos de empresas alemanas con Moscú, por una parte, y por otra la decisión de Moscú de suspender las licencias de explotación de varios proyectos de empresas británicas, holandesas y francesas han agudizado las diferencias.

En este sentido, la carta enviada por Vanhanen insiste en la necesidad de mantener la unidad de la UE: "Sólo si actuamos de manera coordinada podemos ejercer una influencia real sobre los mercados energéticos mundiales y responder de manera efectiva a las interrupciones". El primer ministro finlandés es muy consciente de la división que hay entre los Veinticinco sobre esta materia. "Deseo escuchar", dice el texto de la misiva, "sus opiniones sobre los principios en que deberían basarse las relaciones energéticas de la UE con Rusia y de qué manera se pueden aplicar en la práctica tales principios".

Vanhanen y Barroso coincidieron ayer en subrayar el esfuerzo que debe realizar la UE, para recuperar su retraso en innovación, en relación con otros competidores que están resultando muchos más aplicados en este campo. La Comisión presentará en la cumbre un documento sobre energía y otro sobre innovación. En el marco de este último se prevé la creación de un Instituto Europeo de Tecnología, para acotar la distancia con EE UU.

Barroso confía en que los Estados miembros efectúen una aportación de 300 millones de euros para el periodo de 2008 a 2013. Fuentes comunitarias consideran que si a las subvenciones públicas se suman las aportaciones de las empresas privadas, el Instituto podría contar con unos recursos de 2.400 millones de euros durante este mismo periodo.

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