Despedida por ser madre
Una trabajadora será resarcida por el daño moral que sufrió tras dar a luz
Susana Insa es un ejemplo del camino que queda por recorrer para acabar con la discriminación laboral que padece un amplio sector de mujeres. Fue despedida el 1 de agosto del año pasado, a los cuatro días de reincorporarse al trabajo tras una baja por maternidad, y ahora el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha sentenciado que la empresa la discriminó "por su condición de mujer y en relación a la situación de gestación y maternidad". Por ese motivo, obliga a su readmisión y a que la indemnicen con 30.000 euros: 10.000 por las lesiones psíquicas y otros 20.000 euros por el perjuicio moral sufrido.
La mujer, de 31 años, trabajaba como relaciones públicas en Barcelona en la sede de una multinacional óptica. Desde que volvió al trabajo, nada ha vuelto a ser igual. Trabaja menos horas, porque tiene reducción de jornada por maternidad, pero sus compañeras de trabajo apenas le dirigen la palabra y está sola en una pequeña habitación. "¿Me tengo que sentir culpable por ser madre y defender mis derechos?", se pregunta Susana, quien no esconde su deseo de volver a ser madre.
Anna Tomé, la abogada del Col.lectiu Ronda que la defendió, ejerce como laboralista desde hace 13 años y asegura que no ha encontrado ningún precedente similar en la jurisprudencia española. "Existe algún caso de indemnización por daño moral a un delegado sindical, pero no para una mujer por maternidad. En casos así, lo que hacen los jueces es indemnizar a la afectada y obligar a readmitirla", explica.
Susana anunció su embarazo en una comida de empresa en agosto de 2004. Al mes siguiente le ofrecieron una rescisión de contrato que rechazó, aunque acabó en tratamiento psicológico y farmacológico por síndrome de ansiedad y depresión. Cuando volvió a trabajar tras ser madre, imaginó lo que iba a acabar sucediendo. Por eso, grabó las conversaciones con sus jefes advirtiéndola de que estaban muy molestos porque no había aceptado marcharse. También le dijeron claramente que no la querían en la empresa y la amenazaron con "ir a saco" con ella.
Las advertencias se cumplieron y el argumento para despedirla fue la necesidad de amortizar el puesto de trabajo por "necesidades organizativas y productivas". Susana asegura que el trabajo que hacía ella se lo han dividido ahora entre cuatro personas. Nunca nadie había sido despedido en esa empresa antes que Susana, y eso que entre sus compañeras hay varias mujeres que han sido madres y que disfrutan de reducción de jornada.
La empresa ha recurrido ante el Tribunal Supremo. La sentencia que da la razón a la mujer asegura que sufrió "un desprecio en sus derechos y que el proceso de gestación y la primera maternidad se vio oscurecido por un injusto ataque a la dignidad de la trabajadora".
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