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La propuesta de Straw de eliminar el velo desata la ira de los musulmanes británicos

El ministro laborista abre un debate sobre el papel de la comunidad islámica en la sociedad

La calma aparente que vivió Reino Unido tras los atentados del 7-J, hace 15 meses, ha ido derivando poco a poco en una creciente polémica sobre el papel de los musulmanes en la sociedad británica. Ayer, las asociaciones de musulmanes británicos criticaron de forma feroz y unánime la sugerencia del ministro para el Parlamento y ex jefe del Foreign Office, Jack Straw, de que sería bueno que las mujeres musulmanas renunciaran a cubrirse la cara con el velo para poder mejorar así las relaciones entre ambas comunidades. El primer ministro ha aclarado que esta opinión no refleja la posición del Gobierno.

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La polémica generada por Straw, un político nada sospechoso de abrigar sentimientos hostiles hacia los musulmanes, coincide con un puñado de incidentes que muestran las dificultades crecientes que atraviesa el modelo multicultural británico. La semana pasada, el líder de la oposición aludía a las "vidas paralelas" que separan a las diversas comunidades étnicas del país. Días antes, el ministro del Interior, John Reid, incitaba a los musulmanes a vigilar a sus hijos para que no abracen el terrorismo.

Esta misma semana, jóvenes de ambas comunidades se han enfrentado en las calles de Windsor porque una central lechera quiere habilitar como mezquita parte de sus instalaciones. Y se ha sabido que Scotland Yard eximió a un agente musulmán de prestar servicio de vigilancia ante la Embajada de Israel en Londres durante el reciente conflicto del Líbano por razones de conciencia, provocando críticas desde la mayoría blanca.

En medio de ese ambiente de creciente desconfianza -hay muchos más ejemplos, sobre todo provocados por los constantes registros y detenciones de musulmanes durante operaciones antiterroristas que a menudo han resultado falsas alarmas-, Jack Straw se ha decidido a publicar en el diario The Lancashire Telegraph un artículo titulado "Quiero desvelar mis puntos de vista sobre un asunto importante".

En el artículo explica que lleva un año reflexionando sobre el impacto que tiene el uso del velo por parte de las mujeres musulmanas y la separación que crea entre ambas comunidades. Straw admite que las musulmanas tienen derecho a usar el velo y vestir como quieran. Incluso admite que se sorprendió cuando, hace unos días, discutiendo de ello con una mujer musulmana, se dio cuenta de que lo usaba sin presiones por parte de su marido. Él se comprometió a reflexionar sobre lo que ella le había dicho, pero se decidió también a comentar en público lo que él piensa, "en particular sobre mi preocupación de que vistiendo el velo completo se hace más difícil el objetivo de que ambas comunidades tengan relaciones mejores, más positivas".

El ministro, que lleva 30 años como diputado por la circunscripción de Blackburn, donde entre el 25% y el 30% de los residentes son musulmanes, se reafirmó ayer en su posición y expresó su deseo de que el uso del velo facial se elimine por completo. "Quiero dejar claro que no estoy hablando de que eso sea una prescripción pero, con todas las prevenciones, sí, preferiría que así fuera". El primer ministro, Tony Blair, ha defendido a través de su portavoz oficial que "es bueno que la gente sea capaz de discutir y expresar sus opiniones personales sobre una cuestión como ésa". Pero ha dejado claro que los comentarios de Straw no reflejan la posición del Gobierno.

Mientras la oposición ha criticado a Straw ("No hay que decirle a la gente cómo tiene que vestir", dicen los conservadores), la población británica se ha dividido: la mayoría cristiana / blanca subraya la forma constructiva en que Straw ha puesto el tema sobre la mesa, y la minoría musulmana se ha subido por las paredes.

Los comentarios al escrito de Straw recogidos por la edición electrónica de The Lancashire Telegraph le dirigen numerosos reproches, sobre todo por parte de jóvenes mujeres musulmanas. "¿Cree que así ayuda a integrar la sociedad?", se pregunta una. "Estoy en completo desacuerdo. No puede pedir a las mujeres que se quiten el velo. Yo me siento en pecado si no visto el velo en público", explica otra. "No tiene ninguna sensibilidad", le reprocha una tercera: "Si quiere mejorar la integración, debería hacer algo por la educación religiosa en las escuelas y explicar a la gente la razón de ser de otras religiones".

Menoscabo de las libertades

También las organizaciones religiosas se han lanzado contra él. "Los comentarios de Straw pueden menoscabar las libertades cívicas en este país, que se han venido horadando desde las atrocidades del 7 de julio del año pasado", opina el normalmente moderado Consejo Musulmán de Reino Unido.

"Lo que me preocupa es que si alguien en la posición de Straw va pidiendo a las mujeres musulmanas que se quiten el velo, ¿qué le va a impedir hacerlo también a un empresario, a un conductor de autobús o al encargado de una tienda?", se pregunta Zareen Roohi Ahmed, presidenta del Fórum Musulmán Británico. "Va a exacerbar las frágiles relaciones comunitarias y alejará a las mujeres musulmanas de las oficinas de Straw y les hará renunciar a participar en el proceso democrático", opina Ahmed Versi, director del diario The Muslim News.

Dos musulmanas en Blackburn, circunscripción del ministro Straw.
Dos musulmanas en Blackburn, circunscripción del ministro Straw.REUTERS

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