Jörg Haider entra en el ocaso
Las encuestas pronostican que el partido del líder derechista austriaco quedará fuera del Parlamento en las elecciones de hoy
El populista de derechas Jörg Haider, de 56 años, es el gran ausente en este domingo electoral en Austria. La derecha radical se presenta a las elecciones legislativas dividida en dos partidos: el nuevo Alianza por el Futuro de Austria (BZÖ) de Haider, dirigido por Peter Westenthaler y el Partido Liberal FPÖ, en el que se han quedado los más extremistas, bajo el liderazgo de Heinz Christian Strache. Este discípulo de Haider le ha quitado el show a su antiguo mentor.
Strache, de 36 años, conquista votos imitando al polémico Haider con un estilo populista muy parecido y los mismos argumentos xenófobos. En su último acto público ayer viernes, se congregaron unos 2.500 entusiastas en torno a Strache, mientras que en el centro de Viena, el candidato Westenthaler, no reunió más de 400 simpatizantes del BZÖ. Los sondeos pronostican al Partido Liberal más de un 10% de los votos, mientras que la Alianza de Haider está a riesgo de no alcanzar el mínimo del 4% para ingresar en el parlamento.
El declive de Haider ha sido constante desde que fue votado por el 27% del electorado en 1999
Algunos politólogos adjudican al canciller Wolfgang Schüssel, del Partido Popular -que desde el año 2000 gobierna Austria en coalición con la derecha haideriana- el mérito de haber estrangulado políticamente a sus socios derechistas en el Gobierno, pero otros niegan esta versión. El comentarista Hans Rauscher señala en el diario Der Standard que "el Haiderismo -movimiento xenófobo, perjudicial para la democracia, incompetente y con residuos nazis- no ha sido domado en absoluto, sino que ha impregnado la genética política de Austria".
El declive de Haider ha sido constante desde que fue votado por el 27% del electorado austriaco en las legislativas de 1999. El carismático populista nacido en 1950 había ganado el voto de los descontentos al monopolizar la oposición contra el anquilosado sistema gubernamental dominado durante décadas por socialdemócratas y conservadores. Por un lado, despertaban simpatías pero también causaban enorme irritación sus provocaciones de tintes racistas, ultranacionalistas y adversas a la política de Bruselas.
Viena vivió las mayores manifestaciones de protesta desde la posguerra, con cientos de miles de manifestantes temerosos por el vuelco político que traía reminiscencias del pasado nazi en el país que vio nacer a Hitler. Austria se convirtió en el primer país de la UE que rompió el consenso de aislar a políticos considerados de ultraderecha cuando, contra las advertencias de todos los Gobiernos de la UE, el líder democristiano Wolfgang Schüssel pactó con los ultranacionalistas la coalición gubernamental que se ha mantenido en el poder hasta hoy.
En consecuencia, en una maniobra sin precedentes, Bruselas sometió al nuevo Gobierno conservador-derechista austriaco a una serie de sanciones diplomáticas que fueron disueltas nueve meses más tarde al ser consideradas "contraproducentes". Haider delegó formalmente la dirección del partido pero continuó llevando las riendas desde su feudo, el estado federado de Carintia, donde es todavía jefe del Gobierno regional.
Más que la política de los derechistas, que contribuyeron a restringir los derechos de los inmigrantes y refugiados, ha causado preocupación el comportamiento de varios políticos del FPÖ, entre los cuales hubo quienes negaron la existencia del Holocausto, así como el mismo Haider, con su acercamiento al dictador iraquí Sadam Husein y sus amistades con el presidente Muammar el Gaddafi y su hijo Saif.
La incompetente gestión y la definitiva secesión de los secuaces de Haider en el Gabinete gubernamental fueron las causas de su rotundo fracaso. Según el politólogo Anton Pelinka, "como partido de Gobierno, el FPÖ fue incapaz de satisfacer las expectativas que había despertado cuando ejercía de oposición fundamental". El primer hundimiento se produjo en 2003, cuando deserciones dentro del FPÖ llevaron a la convocatoria de elecciones anticipadas, de las que salió fortalecido el conservador Schüssel.
Un golpe aún más fuerte fue la rebelión de los miembros más extremistas del FPÖ, que destronaron a Haider y sus seguidores. En lugar de darse por vencido, Haider y sus devotos fundaron en abril de 2005 un nuevo partido carente de perfil, el BZÖ, logrando así permanecer en el Gobierno con los conservadores. Austria llega a estas elecciones en una constelación ambigua: gobernada por el Partido Popular y por el BZÖ que no fue elegido porque no existía en las últimas legislativas, mientras que el populista FPÖ ha pasado a la oposición y es hoy el favorito de los derechistas austriacos.
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