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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Calidad convincente

Kia se ha identificado hasta ahora como una marca de coches sencillos y económicos, pero la calidad de conjunto del nuevo Carens se acerca mucho a la de sus rivales europeos, aunque se refleja también en el precio, muy similar. El monovolumen coreano tiene una posición de conducción muy práctica, con la palanca de cambios en la consola central y todos los mandos muy a mano. Sin embargo, los asientos no están bien resueltos y, aparte de sujetar poco, tienen una banqueta dura que penaliza el confort.

Turbodiésel suave y potente

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Un monovolumen coreano muy bien equipado

El Carens estrena la evolución del motor 2.0 CRDi turbodiésel, con raíl común, turbo variable y otros avances que elevan la potencia desde 112 a 140 CV. Además, ahora lleva un cambio manual de seis marchas muy bien escalonado para sacarle el máximo partido.

El conjunto ofrece unas prestaciones muy correctas y un tacto suave, silencioso y refinado, especialmente en el tráfico urbano, porque en carretera deja sentir algún rumor aerodinámico y de rodadura. Responde con elasticidad desde 1.700 revoluciones y sube con alegría por encima de 4.000, pero no hace falta estirar las marchas porque tiene mucho empuje entre 2.000 y 3.000 vueltas y apenas exige reducir. Y, aparte de ser ágil en ciudad, circula con brío en carretera, llanea a buen ritmo incluso con carga, no se queda en las subidas y adelanta con suficiente nervio, en parte porque siempre hay una marcha idónea para aprovechar la potencia y evitar apuros.

Otro punto fuerte es el consumo, muy ajustado. En conducción tranquila apenas gasta siete litros y no pasa de nueve en ciudad y cuando se estiran las marchas.

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Estable, pero duro de suspensiones

El nuevo Kia comparte el chasis del Magentis y unas suspensiones similares. Sin embargo, tiene unos reglajes más enérgicos y apropiados para los monovolúme-nes y para las carreteras europeas, pero resultan algo secos e incómodos con asfaltos ondulados o en malas condiciones, en parte también por la dureza de los asientos.

Salvo este detalle, el Carens tiene un buen equilibrio mecánico, con una estabilidad correcta en todos los trazados y un aplomo notable en los más rápidos que transmite seguridad al conductor. La dirección es más lenta de lo deseable y penaliza un poco la agilidad en zonas viradas, pero no balancea en exceso y obedece bien al volante con unas reacciones siempre nobles y previsibles. Lo que más se nota frente a anteriores modelos de Kia es la sensación de solidez y consistencia, muy superiores, que se completa con detalles como las llantas de aleación de 17 pulgadas, de serie en el acabado EXII, y refleja la mejora en la calidad. Otro aspecto que refuerza esta percepción es el equipo de serie en seguridad, porque, aparte de montar frenos de disco en las cuatro ruedas, incluye seis airbags, ABS y hasta ESP, lo que le sitúa a la altura de sus mejores rivales europeos.

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