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Artificieros españoles desactivan una bomba simulada en Afganistán

El artefacto, con dos granadas de mano, estaba junto a un aeródromo

Miguel González

Artificieros españoles desactivaron el domingo pasado un artefacto explosivo colocado junto al aeródromo de Qala-i-Naw, donde se encuentra el Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) bajo responsabilidad española. El artefacto estaba compuesto por dos granadas de mano, con cables eléctricos y una batería, pero nunca hubiera explotado porque carecía de cebo o sistema de activación, según un portavoz del Ministerio de Defensa.

Las fuentes consultadas no quisieron especular sobre la razón por la cual el artefacto carecía de cualquier poder destructivo: si por la propia impericia de los autores o porque su intención era sólo provocar alarma. Tampoco quisieron relacionarlo con el incidente que se produjo el pasado jueves, cuando cuatro individuos dispararon contra un control de carretera hispano-afgano al norte de la provincia de Badghis. En el tiroteo no fue alcanzado ningún militar español, pero resultó herido leve uno de los agresores.

El artefacto fue descubierto el domingo por la mañana por la policía afgana, que avisó al PRT español de la presencia de una bolsa sospechosa en las inmediaciones de la pista que se utiliza como aeródromo en la ciudad Qala-i-Naw, capital de la provincia de Badghis. Los expertos del contingente militar español comprobaron que se trataba de un artefacto "muy rudimentario", con dos granadas de mano y sin sistema de activación, que procedieron a neutralizar.

Se trata del tercer incidente en el que se ven envueltas las tropas españolas en Afganistán en sólo una semana. Además del tiroteo del pasado jueves, en el que uno de los asaltantes resultó herido en un brazo y los otros tres se dieron a la fuga, el día 18 estalló un artefacto a unos 100 metros de un convoy militar español que realizaba una misión de apoyo al Ejército afgano en la zona de Farah, al suroeste del país.

En este ataque no se produjeron daños personales ni materiales, a diferencia de lo que sucedió el pasado 8 de julio, cuando la explosión de una mina al paso de un convoy, también en Farah, costó la vida al soldado español de origen peruano Jorge Arnaldo Hernández Seminario.

El 14 de agosto, cuando circulaban también por la zona de Farah, dos vehículos camuflados en los que viajaban agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) recibieron más de 30 disparos de fusiles automáticos, pero salieron ilesos gracias al blindaje.

España tiene en Afganistán unos 680 militares, procedentes en su mayoría de la Brigada Paracaidista, desplegados en el PRT de Qala-i-Naw y en la Base de Apoyo Avanzado de Herat, donde se encuentra una compañía de reacción rápida. Aunque la zona oeste sigue siendo una de las más tranquilas de Afganistán, la ofensiva contra los talibanes que las tropas de la OTAN desarrollan en el sur ha provocado un fuerte aumento de la conflictividad.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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