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Un carisma a prueba de bombas

Jorge Marirrodriga

El líder del Partido de los Trabajadores parece contar con una coraza que lo protege contra cualquier escándalo de corruptela. Después de tres años al mando del Gobierno, después de asistir a la caída como fichas de dominó de numerosos colaboradores suyos (José Dirceu, antiguo superministro del Gobierno; Aloysio Mercandante, líder del grupo gubernamental en el Senado, y José Genoino, ex presidente del partido), acusados de sobornar a diputados de la oposición para conseguir la mayoría en el Congreso... Ahí sigue incólume la figura de Luiz Inácio Lula da Silva.

Hace cinco meses el fiscal general de la República, Antonio Fernando de Souza, pidió al Tribunal Supremo Federal que sean enjuiciados 40 miembros del Partido de los Trabajadores. El fiscal los acusaba de negociar apoyos políticos, pagar deudas del PT y costear gastos de campañas electorales. Todo eso enturbió durante muchos meses la vida política de Brasil, pero en la campaña para las presidenciales del 1 de octubre, la corrupción parecía un tema agotado.

El viejo sindicalista que había sido limpiabotas de niño y que llegó a la presidencia del país sin pasar por la universidad, seguía buscando la complicidad de su electorado. "Yo sé cómo os sentís, porque yo me he sentido muchas veces igual", decía.

Lula se hizo un experto en esquivar las pedradas de la corrupción. El pasado agosto, durante un mitin, eludió comparecer en el estrado con un líder local implicado en un escándalo de corrupción, para evitar la foto junto a él. Al día siguiente, los periódicos se hicieron eco del detalle. Pero la coraza del carisma seguía protegiéndole. Las encuestas le auguraban una victoria con suficiente margen como para no tener que recurrir a una segunda vuelta.

¿Y qué pasará ahora tras la dimisión del jefe de campaña de Lula y presidente del partido, Ricardo Berzoini? Su sustituto, Marco Aurelio García, ya ha anunciado: "Las mediciones que tenemos indican que no hay impacto alguno".

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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