El primer ministro culpa de los disturbios a la oposición de derecha
Las protestas por segunda noche consecutiva causaron 69 heridos
El primer ministro de Hungría, Ferenc Gyurcsany, culpó ayer a los partidos de la oposición de los disturbios que se produjeron en Budapest en la madrugada de ayer, por segunda noche consecutiva, y que se saldaron con 69 heridos y unos 100 detenidos. Mientras las asociaciones de estudiantes desconvocaron la manifestación prevista para hoy por temor a la violencia, el principal partido de oposición, el conservador Fidesz, se negó a hacer lo propio con un mitin electoral previsto para el sábado, y que se espera multitudinario, pese a la petición de la líder del grupo parlamentario socialista. La policía espera que se produzcan nuevos disturbios.
"Me temo que aquellos partidos políticos que podrían haber parado esto no han dado los pasos que habíamos discutido en el Parlamento", dijo ayer Gyurcsany al inicio de una reunión de su Gabinete. "Los radicales se amparan en manifestaciones pacíficas para encubrir el crimen", añadió. "No habrá ninguna paciencia frente a los radicales", aseveró. Los incidentes de la madrugada de ayer causaron 69 heridos, entre ellos varios policías, cuatro de ellos graves. La noche anterior, los disturbios dejaron 150 heridos.
Los choques se produjeron cuando cientos de jóvenes incontrolados -seguidores ultras de equipos de fútbol, según Arpad Szabadfi, número dos de la policía húngara- se dirigieron a la sede de la radio estatal y a la del Partido Socialista. Por el camino rompieron cristales de coches y escaparates, quemaron un coche policial y arrojaron adoquines, piedras y botellas a los agentes antidisturbios. Las fuerzas de seguridad temían que se produjeran anoche. nuevos efrentamientos.
Ante esta situación, Ildikó Lendvai, jefa del grupo parlamentario socialista, pidió en una mesa redonda televisiva a su homólogo del conservador Fidesz, Tibor Navrasics, que desconvocara el mitin del sábado de su campaña a las elecciones locales del 1 de octubre. El acto estaba convocado antes de que comenzaran los disturbios. Navrasics, cuyo partido pide la dimisión del primer ministro, se negó.
El ambiente de tensión empieza a afectar a algunos aspectos de la vida cotidiana. Ayer se suspendieron algunas clases en la universidad, y se desalojaron durante varias horas a los trabajadores que no fueran imprescindibles de la radio pública húngara, cuya sede ha sido vallada y tiene protección policial.
También se desalojó la sede de la televisión privada HIR TV, cercana a Fidesz, por un aviso de bomba, cuando estaba prevista una entrevista con el presidente del partido, Víctor Orban, derrotado por Gyurcsany en las elecciones del pasado abril. Esta cadena ha sido criticada por la Unión de Periodistas Húngaros por su apoyo a los violentos durante el asalto a la sede de la televisión estatal en la madrugada del martes, cuya retransmisión en directo parecía la de "un partido de fútbol", según un periodista local.
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