La derecha sueca obtiene una victoria histórica sobre los socialdemócratas
El primer ministro, Göran Persson, acepta la derrota y presentará hoy su dimisión
La derecha sueca, unida por primera vez bajo un programa común y el rótulo de Alianza por Suecia, acabó anoche con 12 años de Gobiernos socialdemócratas. Fue una victoria por la mínima como ya ocurrió en Italia, Alemania o México, pero sin duda histórica. Desde 1932, la derecha sólo ha gobernado en el país escandinavo entre 1976 y 1982 y entre 1991 y 1994. Con más del 90% de los votos escrutados, los cuatro partidos del centroderecha que forman la Alianza logran el 47,9% de los votos frente al 46,5% de los socialdemócratas y sus aliados, el Partido de la Izquierda (ex comunista) y los Verdes.
Traducida a escaños, la ventaja de la derecha en el Parlamento unicameral de Estocolmo, integrado por 349 diputados, es de tan sólo siete más que la izquierda (178 frente a 171). La participación rondó el 80%, superior a la registrada hace cuatro años.
Persson compareció hacia las once de la noche para reconocer su derrota y anunciar que hoy presentará su renuncia ante el presidente del Parlamento. "Hemos perdido las elecciones pero no somos un partido derrotado. Volveremos", afirmó el hasta ahora jefe del Gobierno, que también dejará la dirección del partido. Los socialdemócratas celebrarán en marzo un congreso extraordinario para elegir un nuevo líder.
El gran vencedor es el economista de 41 años con estudios en EE UU, Fredrik Reinfeldt, el líder del Partido Moderado, el principal grupo dentro de la Alianza, que ha rescatado a su partido de los pésimos resultados de 2002 cuando obtuvo el 15% de los votos hasta el 26% de ahora. Reinfeldt, que se hizo con las riendas del partido hace tres años, ha centrado el mensaje político de la derecha y se ha presentado como el rostro de un cambio tranquilo en el que el sacrosanto Estado de bienestar sueco no debe tener nada que temer. Anoche, tras más de dos horas de suspense electoral en el que parecía que su ventaja podía esfumarse, apareció eufórico y dijo: "Hemos ganado como nuevos moderados. Nos atrevimos a desafiarnos a nosotros mismos y logramos el mejor resultado de los tiempos modernos".
Reinfeldt insistió durante toda la campaña en que la gestión socialdemócrata del modelo sueco no genera empleo y que el exceso de subsidios hace demasiado pequeña la diferencia entre trabajar y no hacerlo. El líder conservador ha propuesto reducir los impuestos a los trabajadores con menos ingresos y recortar las prestaciones de desempleo para fomentar que los parados vuelvan al mercado laboral. También ha anunciado planes para privatizar algunas empresas estatales entre las que se encuentran las aerolíneas SAS.
Persson, por su parte, ha pagado el precio del cansancio del electorado con un partido percibido como demasiado acomodado en el poder. La tardanza del Gobierno en reaccionar a la catástrofe del tsunami en Asia, en la que murieron más de 500 suecos, en diciembre de 2004, fue en este sentido un punto de inflexión. Su rival encarna también un relevo generacional en la política sueca demandado por parte de la sociedad.
El resultado electoral no tendrá consecuencias en el exterior. El futuro de Europa, el problema de la inmigración y los conflictos internacionales han estado completamente ausentes en la campaña. Ni moderados ni socialdemócratas tienen en su agenda volver a plantearse sumarse al euro tras la derrota sufrida en el referéndum celebrado en 2003 ni un posible ingreso en la OTAN.
En cuanto al resto de partidos, han bajado los liberales y los ex comunistas, probablemente por efecto de la agregación del voto en los dos grandes partidos. El ultraderechista Demócratas de Suecia logra el 1,9% de los votos e Iniciativa Feminista, que debutaba, alcanza el 1%, lo que de confirmarse le proporcionará ayudas estatales en el futuro pero no será suficiente para entrar en el Parlamento.
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