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Reportaje:Alto el fuego en Oriente Próximo

Prohibido disparar por la espalda

Los soldados españoles en Líbano podrán usar la fuerza para defenderse, pero no contra un atacante en fuga

Los 3.700 habitantes de Taibé carecen de agua y electricidad desde hace más de dos meses. Sin embargo, no esperan que el batallón de la Infantería de Marina española, que el viernes empezó a instalarse a unos dos kilómetros del pueblo, les solucione el problema. "Nosotros nos valemos solos para eso", afirma Hussein Yehya, empleado municipal, "lo que queremos es que nos protejan de Israel". Hasta hace pocos días, asegura, el Ejército israelí realizaba incursiones nocturnas en los alrededores y hace sólo 48 horas 11 aviones de combate israelíes sobrevolaron la localidad. De la misma opinión es Alí Hammud, de 76 años, que ha visto su pueblo invadido en tres ocasiones. "¡Mantengan a Israel fuera de nuestras tierras!", clama.

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Pero los soldados españoles, como los demás de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL), no han venido para luchar contra Israel. La ONU ha declarado una franja libre de elementos irregulares armados al sur del río Litani, pero no una zona de exclusión aérea, por lo que no puede impedir la violación del espacio aéreo por la aviación israelí.

Los mandos militares aseguran, no obstante, que las normas de enfrentamiento son "robustas y adecuadas para la misión". Los soldados tienen permiso para usar la fuerza en legítima defensa. Siempre de forma proporcionada y, cuando sea posible, previo disparo de advertencia. También pueden emplearla para proteger al personal de la ONU y de las organizaciones humanitarias. Pero no está claro que puedan hacerlo para proteger a la población civil.

Las normas han sido consensuadas entre la ONU y los países que aportan tropas y, quizá por ello, adolecen de cierta ambigüedad. En Nueva York se ha creado un comité encargado de aclarar las dudas de los mandos sobre el terreno pero, en caso de urgencia, serán éstos los que deban interpretarlas. "Y yo interpreto que también puede usarse la fuerza en caso de riesgo para la población civil", explica un mando español. Si no lo hicieran, los cascos azules perderían todo el crédito y la mezcla de expectación y escepticismo con que han sido acogidos se tornaría en frustración y resentimiento.

España sólo ha presentado una reserva a las normas generales, la misma que aplica en Afganistán: los soldados españoles tienen prohibido disparar por la espalda. Más vale dejar escapar a un presunto enemigo que matarle. La captura, en su caso, corresponderá al Ejército libanés. También serán los militares libaneses los encargados de desarmar a los miembros de Hezbolá. La FINUL se limitará a informar cuando detecte a algún miliciano armado. Pero es improbable que esta circunstancia llegue a producirse. A pesar de que Taibé es uno de los bastiones de la milicia chií, ninguno de los vecinos consultados recuerda haber visto nunca a un miembro de Hezbolá esgrimiendo el fusil que figura en el anagrama de la organización. "Las armas las guardan en casa y sólo las sacarán si hay otra guerra", asegura Hussein Yehya. ¿Las entregarán si la ONU se las exige? "No por la fuerza", contesta, "y no mientras Israel pueda atacarnos de nuevo".

A la entrada del pueblo, a modo de monumento, hay un carro de combate israelí capturado tras la retirada de 2000. Y aunque los trabajos de desescombro avanzan a toda velocidad, las ruinas de 135 viviendas siguen mostrando las heridas del último conflicto. Junto a una de ellas, en la que pereció una familia entera, hay un cartel de humor negro: "Objetivo extremadamente preciso". Y debajo el último eslogan del Partido de Dios: "La divina victoria".

Taibé, a menos de 10 kilómetros de la frontera, estuvo 25 días bajo asedio. La mayoría de la población huyó, pero algunos no pudieron hacerlo. Doce civiles perdieron la vida y también cuatro milicianos, cuyos rostros con el apelativo de mártires empapelan los muros de la localidad.

Zeineb Awalep, una de las pocas mujeres vestidas a la moda occidental, se muestra confiada en que los soldados españoles "traigan la paz". El jubilado Hammud tiene menos confianza: "¡Sólo Dios y Hezbolá nos protegen!".

Tropas españolas estacionadas en las afueras de Taibé, en el sur de Líbano.
Tropas españolas estacionadas en las afueras de Taibé, en el sur de Líbano.ULY MARTÍN

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