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Reportaje:

Emborracharse en la calle no sale gratis

Comunidades y ayuntamientos penalizan los desórdenes del 'botellón'

Cuatro años después de su entrada en vigor, la ley antibotellón de la Comunidad de Madrid ha acabado con una escena típica de las noches de viernes y sábados. En la céntrica Plaza del Dos de Mayo, que solía estar tomada por hordas de jóvenes, litronas y kalimotxos en ristre, los únicos que beben son los clientes de las terrazas. En el centro sólo quedan grupos aislados con botellas o latas de cerveza que venden algunas tiendas. "Me parece una hipocresía, la gente se pilla los pedos en los bares, pero no pueden hacerlo en la calle", decía ayer Paola mientras su amigo le daba un trago a un litro de cerveza en bolsa de plástico. César y Jorge, de 20 y 21 años, eran de los pocos que bebían al aire libre. Han venido de Guadalajara, donde sí pueden hacer botellón. "Hombre, los niños de 16 no deberían beber, ¿no?", decían. Beber en la calle sale caro en Madrid : 300 euros o ir un fin de semana a un cursillo sobre los efectos del alcohol.

En Andalucía, la Junta ultima su futura ley antibotellón, que permitirá que se celebren estas reuniones en fechas o lugares concretos -botellódromos- cuando los Ayuntamientos lo autoricen. Las ferias locales, verbenas, romerías y fiestas "de carácter tradicional" se salvan de la prohibición. Raquel Garrido, granadina de 16 años, lo criticaba ayer: "No veo normal que nos quieran decir dónde podemos divertirnos". Tampoco le gusta el anteproyecto del Gobierno central: "Yo hago botellón y ni me emborracho ni suspendo cinco. Si muchos no saben qué hacen, no tenemos que pagar todos".

La ley valenciana no distingue edad: prohibido vender y consumir alcohol en la calle. Cíclicamente, la Policía Local requisa botellas y toma los datos de quienes beben, pero nada ha puesto freno a los botellones.

Bilbao aprobó en mayo la primera ordenanza municipal en el País Vasco que regula la práctica del botellón. Se penalizarán las molestias causadas a los vecinos con multas de hasta 3.000 euros. Ni Vitoria ni San Sebastián, donde no hay grandes botellones, disponen de normativa específica.

En Barcelona, la ordenanza castiga desde enero que se causen "molestias a los vecinos y se haga en envases de cristal o de lata". Las multas, de 30 a 100 euros, 500 si no se tira el envase a la basura y hasta 1.500 si se bebe en presencia de menores. Pero se sigue practicando el botellón. El pasado agosto, sin ir más lejos, un chico de 16 años, sufrió un coma etílico en la calle Tarragona, muy cerca de la discoteca Space. Y en marzo, el famoso macrobotellón se saldó en Barcelona con 54 detenidos, 69 heridos, comercios destrozados y mobiliario urbano quemado.

En esta información han colaborado Luis Doncel, Rosa Mora Jaume Prats, Reyes Rincón y Alberto Uriona.

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