Virgen ecuatoriana busca iglesia para vivir
Un grupo de inmigrantes venera la imagen de La Churona en un bar por la negativa de un párroco a protegerla con una vitrina
La mitad de la entrada del bar San Valentín, en la calle del Salitre, en pleno corazón de Lavapiés, estaba ayer ocupada por la urna que contiene la imagen de la Virgen del Cisne. Hace tan sólo cuatro días, el domingo pasado, la talla de la patrona ecuatoriana era aclamada por miles de fieles en la Plaza Mayor de la capital. Hoy La Churona, como es conocida popularmente por su pelo rizado, está en la calle. La razón es el desencuentro entre Emilio Regulez, el párroco de la Iglesia de San Lorenzo -a tan sólo una manzana del bar-, donde desde hace un año se guarda la imagen, y los miembros de la Asociación Virgen del Cisne.
"Este año se le ha mandado hacer una urnita a la Madre, como está allá en Ecuador, y la mandamos traer de allá", explicó Carmen Ballagán, presidenta de la asociación y dueña del bar. "Pero el párroco nos ha dicho que no quiere urna".
Los miembros de la asociación, que reúne a unos 300 inmigrantes ecuatorianos, se niegan a quitarle la vitrina a la Virgen, porque dicen que así está más protegida, pero sobre todo porque es como está en su país. Se trata de una especie de palio plateado, que mide casi dos metros de altura.
El padre Emilio cuenta por su parte que no tiene espacio en su parroquia para la urna, sí para la talla. "Me dijeron que buscara otro altar, pero no tengo otro. Me pidieron que la pusiera en el altar mayor, pero esto es la iglesia de San Lorenzo y allí está colocado el Santo Padre", explicó anoche. "Esto no es un santuario, no puedo hacer otra cosa".
"Al padre lo que no le conviene es que la urna tenga alcancía", apunta Ballagán, mostrando la ranura para las monedas que presenta ahora la imagen. Según la asociación, la llegada de la Virgen del Cisne a San Lorenzo no ha hecho más que beneficiar al párroco.
"Aquí no venían cada domingo más de diez o veinte personas y en un año se ha llenado de fieles", apunta Hernán, otro miembro de la agrupación. "Cuando la Virgen del Cisne entró en la iglesia, volvió a cobrar vida. Aquí vienen los ecuatorianos de todo Madrid a hacer bodas, bautizos y a pasar misas. Eso es dinero", agrega.
Y por eso han decidido buscar otra ubicación para su patrona. "Nosotros queremos irnos a otra Iglesia y que nos reciban a la Virgencita. En el momento en que llegue a otra parroquia, los ecuatorianos se van a volcar", explicó la presidenta de la asociación, que explica que han tratado sin éxito de ponerse en contacto con el cardenal, Antonio María Rouco Varela, para entrevistarse con él y explicarle la situación. Quieren que el Arzobispado les permita hacer una misa multitudinaria a la virgen fuera de la parroquia de San Lorenzo, donde ya no caben los creyentes ecuatorianos.
La explicación
El párroco explica en cambio que los representantes de la asociación le tienen en un sinvivir, aunque se siente apoyado por el Obispado. "Yo no he hecho nada personalmente", precisa. Según cuenta, desde que la asociación se puso en contacto con él no ha hecho más que volcarse con ellos. Primero albergó el cuadro que representaba a la Virgen que le llevaron y lo colocó en el altar. Cuando le llevaron la talla, no puso objeción y le habilitó un lugar. "Quería ayudar a los ecuatorianos, porque estoy muy comprometido con la inmigración", matiza.
Dice también que hace unas semanas los representantes de la asociación ya se llevaron la talla sin su permiso, pero la devolvieron cuando les dijo que iba a denunciarlos a la policía. "Yo no sé dónde está ahora la Virgen", dice. "Lo único que quiero es atender religiosamente a los ecuatorianos. No tengo otro interés. No busco interés económico, porque ésta es una de las parroquias más pobres de Madrid", se justifica. "Hay cosas que me superan".
En el bar San Valentín, Víctor, otro fiel que pertenece a la asociación, se muestra como ejemplo de los ecuatorianos que vienen de toda la región a adorar a su patrona. "Yo creo en ella porque me ha dado mis papeles, después de cinco años esperando", cuenta. "La Virgen es emigrante como yo. ¿También necesita papeles para vivir aquí?", se pregunta.
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