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Columna
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Recuerda

Rosa Montero

¿Sabes dónde está Darfur? Es una región del oeste de Sudán. ¿Y Sudán? Justo debajo de Egipto. ¿Y recuerdas que en Darfur padecen una sucia guerra desde hace tres años? Vagamente, ¿verdad? Nos suena que Darfur es un moridero, uno de esos puntos de absoluta negrura en los que preferimos no pensar. No cabe duda de que nos interesamos muchísimo más por otras víctimas, por las de Irak o las del Líbano, pongo por caso, entre otras cosas porque esos conflictos pueden ser un peligro para nosotros. Mientras que los desdichados habitantes de Darfur, en fin, pobrecitos, sí, pero aunque mueran todos como ratas, no nos ponen en riesgo. Y eso es lo que están haciendo en realidad, morir y sufrir en un estruendoso silencio, en la desatención más absoluta. Para peor, en Darfur se firmó un supuesto acuerdo de paz el pasado mayo, lo cual nos dio una buena excusa para cerrar los ojos. Pero el tratado sólo lo firmaron dos de las partes en conflicto, y hay más grupos rebeldes. Según fuentes locales, ahora las condiciones de seguridad son peores que nunca. Hay más de tres millones y medio de personas que dependen enteramente de la ayuda humanitaria para sobrevivir, dos millones viviendo en campamentos. Muchas zonas de Darfur son inaccesibles por la guerra, de manera que desde julio más de medio millón de personas no han podido recibir alimentos. Hay brotes de cólera, mujeres y niñas son violadas en los campamentos y la violencia es brutal. El presidente de Sudán se niega a aceptar el despliegue de las fuerzas de la ONU, que sería la única manera de detener el horror. Esa comunidad internacional que se ha esforzado tanto para meter a la ONU en el Líbano, ¿no va a intentar hacer lo mismo en Darfur? ¿Por qué nos preocupamos tan poco por esa inmensa tragedia? ¿Sólo se nos mueven los escrúpulos cuando nuestros intereses están en juego? Una nota alentadora: justamente hoy Save the Children presenta su plan Reescribamos el futuro para educar, de aquí a 2010, a ocho millones de niños de países en guerra, la mayoría africanos. Y da un dato alucinante: la esperanza de vida aumenta más de un 2% por cada incremento de un 1% de alfabetización. O sea, se pueden hacer cosas. Por favor, no olvidemos Darfur, no olvidemos África.

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