Hamás y Fatah pactan un Gobierno de unidad palestino

Saltó la sorpresa. Enfrentados en una lucha a menudo cruenta por el poder, el presidente palestino, Mahmud Abbas, y el primer ministro, el islamista Ismail Haniya, acordaron ayer las bases para la formación de un Gobierno de unidad nacional, cuya composición se conocerá en los próximos días. Sólo se anunció un detalle: Haniya, dirigente de Hamás, continuará ejerciendo como jefe del Ejecutivo.

Abbas quiere que se levante el embargo económico sobre los territorios palestinos y retomar las negociaciones de paz con Israel. Pero todo apunta a que el Estado sionista no aceptará un Gabinete en el que participe Hamás, que se resiste a reconocer explícitamente a Israel. Se impone la prudencia porque nadie apostaba en Gaza, hace sólo 72 horas, por un acuerdo entre ambas facciones. El 27 de junio, el movimiento fundamentalista y Fatah, el partido del presidente, ya firmaron un pacto que puso fin a las refriegas a balazos que acabaron con la vida de unos veinte policías y milicianos de ambos bandos. No se llevó entonces a la práctica. Pero la destrucción de las infraestructuras civiles de Gaza tras la captura, el 25 de junio, del soldado israelí Gilad Shalit -aún cautivo en la franja- y el bloqueo económico de la Autoridad Palestina ejecutado por Israel y la comunidad internacional han conducido a sus territorios a una situación calamitosa. El acuerdo anunciado pretende convencer a los países occidentales para que se levante el embargo. Es imperioso un respiro. "Esperamos que en los próximos días constituiremos un Gobierno de unidad nacional", comentó Abbas tras una reunión, la segunda en 24 horas, con Haniya.

Pocos detalles se conocen del pacto. Algunos políticos y comentaristas apuntan a que Abbas ha planteado un ultimátum a Haniya: o aceptaba la dimisión del actual Gobierno o el presidente ejercería su potestad de disolver el Ejecutivo. Según informaron fuentes de ambos partidos, la iniciativa de la Liga Árabe aprobada en Beirut en 2002 es la base del acuerdo. Recoge esta propuesta el reconocimiento del Estado hebreo a cambio de la retirada completa israelí a las fronteras previas a la guerra de junio de 1967, tal como ordena la resolución 242 de la ONU.

Aquí comienzan algunas de las vaguedades no aclaradas ayer. Hamás acepta sólo parcialmente ese plan de la Liga Árabe. Está dispuesto a admitir la creación de un Estado palestino dentro de las fronteras anteriores a la guerra de los Seis Días, lo que no significa admitir la legitimidad del Estado sionista. Para la organización fundamentalista, no sólo Cisjordania y Gaza son territorios ocupados. Todo el territorio de Israel lo es.

La respuesta israelí

Y también está por ver cómo acogen el acuerdo en Fatah, un partido indisciplinado y segmentado que cuenta con cabecillas que rechazan toda colaboración con Hamás. La que está muy clara es la actitud invariable de Israel. Para la Administración de Ehud Olmert, la iniciativa es totalmente insuficiente. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Mark Regev, afirmó que el Gobierno de concentración podría crear "un nuevo impulso al proceso de paz" siempre que se cumplieran los requisitos que exige la comunidad internacional.

En este contexto, un ataque de la aviación israelí destruyó anoche la casa de dos pisos donde vivía un alto funcionario del ministerio del Interior palestino y miembro de Hamás. No se produjeron, en principio, víctimas mortales. Fuentes israelíes indicaron que la casa constituía un objetivo militar porque servía de almacén de armas.

[De visita en Jerusalén, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, coincidió con las autoridades israelíes en reclamar a un Gobierno de unidad palestino que renuncie al terrorismo, reconozca al Estado hebreo y respete los acuerdos existentes, informa Efe].