Protesta en Beirut contra la fugaz visita de Blair

Centenares de libaneses protestaron ayer contra la visita a Beirut, por unas horas, del primer ministro británico, Tony Blair. No hubo violencia, pero los gritos y las pancartas contra Blair, que lo calificaban de asesino en grado superlativo, le recordaban al primer ministro que no exigió el alto el fuego inmediato y que se alineó con EE UU en defensa de Israel. El líder británico reconoció que su decisión había provocado controversias, pero la defendió aduciendo que era el único modo de lograr una tregua duradera.

La visita de Blair a Líbano no sólo es polémica por lo que no hizo en los primeros días de la guerra, sino también porque llega tarde y porque ha sentado muy mal a Hezbolá. Blair había sido invitado hace ya más de una semana por su homólogo libanés, Fuad Siniora, a que viniera a Beirut para forzar a Israel a levantar el bloqueo marítimo y aéreo.

Con Hezbolá no es una cuestión de tiempos, es de sentimientos. En la manifestación de ayer no había banderas de la milicia chií, sólo del Estado libanés. La máxima autoridad religiosa de la comunidad chií, el gran ayatolá Mohamed Husein Fadlalá, exigió al Gobierno que impidiese la visita de Blair y lo declarara persona non grata.