Las protestas laborales marcan una celebración sin incidentes

Los tradicionales abucheos con que los manifestantes independentistas reciben a la comitiva de personalidades políticas en la ofrenda floral ante el monumento de Rafael Casanova en Barcelona quedaron relegados a un segundo plano debido a las protestas de un centenar de trabajadores de la empresa Domar-Taurus por el cierre de la fábrica de lavadoras. Con el grito "¡queremos soluciones!", los afectados recibieron a las delegaciones gubernamentales y políticas que desfilaron ante el que fue la máxima autoridad de Barcelona durante el asedio de las tropas de Felipe V.

Los protagonistas de los actos en Sant Boi fueron unos 100 trabajadores de Nacam Ibérica (fábrica de componentes de automoción) que se concentraron frente a la iglesia donde se encuentra la tumba de Rafael Casanova. Recibieron con gritos a las autoridades que se acercaron para realizar las ofrendas florales y el que más silbidos se llevó fue el candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, José Montilla.

Por otra parte, dos mossos d'Esquadra impidieron que trabajadores del diario La Vanguardia que se manifestaban en contra de la segregación de los talleres entraran al parque de la Ciutadella, donde se celebraba el acto central de la Diada, con las pancartas y las camisetas reivindicativas que llevaban. Los mossos alegaron que, al ser un acto festivo, no se permitía la entrada a nadie que lo hiciera "con ánimo reivindicativo". Los trabajadores presentaron denuncias contra los dos agentes.

A mediodía, la delegación de Esquerra Republicana (ERC) que depositó una ofrenda floral en el Fossar de les Moreres de Barcelona fue recibida con silbidos y gritos de "botiflers" (traidores) por parte de un numeroso grupo de jóvenes independentistas radicales. Y, a partir de las cinco de la tarde, unas 6.000 personas participaron en la manifestación independentista que se celebra cada año por la Diada y que se desarrolló sin incidentes.