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La policía belga desarticula un grupo de extrema derecha infiltrado en el Ejército

Los agentes se incautan de armas con las que los militares planeaban cometer atentados

Ana Carbajosa

La extrema derecha belga, infiltrada en las filas del Ejército, recibió ayer un duro golpe de manos de la policía. Una redada masiva se saldó con la detención de una quincena de militares en activo, la mayoría de ellos militantes neonazis y dispuestos a cometer atentados para desestabilizar las instituciones democráticas, según explicó ayer la policía belga. La operación policial se produce a escasas semanas de las elecciones municipales del próximo octubre, en las que se prevé que la extrema derecha flamenca, en ascenso imparable, coseche un número de votos sin precedentes.

La policía encontró ayer en una de las casas registradas una bomba de fabricación casera y un detonador capaces de hacer saltar por los aires un vehículo, según la agencia de noticias Belga. Además de 18 viviendas en la región flamenca, las fuerzas de seguridad batieron cinco instalaciones militares en distintos puntos del país, y se incautaron de pistolas, detonadores de minas, todo tipo de explosivos, máscaras de gas y armas de caza, además de propaganda neonazi, según explicó en un comunicado la fiscalía belga. Los 17 militares deberán comparecer ante el juez de instrucción de Termonde, la localidad flamenca de cuya prisión se fugaron 28 presos hace apenas unas semanas.

La justicia belga considera que los sospechosos, en su mayoría militares, no escatiman en manifestaciones "racistas, xenófobas, negacionistas, antisemitas y neonazis". El grupúsculo desmantelado ayer es una escisión del conocido grupo neonazi flamenco Sangre y Honor, que convoca actividades negacionistas del Holocausto. De la página web de Bloed-Bodem-Eer-trouw (sangre, tierra, honor, gloria) cuelgan artículos en los que se asegura que los judíos nunca fueron gaseados o en los que se culpa a los inmigrantes del auge del autismo. Además, ofrecen a los internautas enlaces con partidos de extrema derecha de toda Europa y con páginas de conocidos negacionistas, como el escritor David Irving, condenado a tres años de cárcel en Austria por negar el Holocausto.

La fiscalía de Termonde seguía desde hace dos años a B. T., líder del grupo, entre cuyos objetivos figuraba "desestabilizar las estructuras de Bélgica". Según las pesquisas policiales, el cabecilla reclutaba en los cuarteles a miembros para Bloed-Bodem-Eer-trouw, la organización que él mismo fundó. Algunos fines de semana, B. T. organizaba salidas al campo con ejercicios paramilitares y prácticas de tiro incluidas.

Las autoridades belgas aseguran que el sospechoso mantenía intensos contactos con la extrema derecha holandesa y que participaba en una red de tráfico de armas. "Trataba con explosivos y armas de guerra muy sofisticadas. Hasta el momento, las investigaciones no han demostrado que sustrajera las armas del Ejército", dice la fiscalía federal. El ministro de Defensa, André Flahaut, felicitó a las fuerzas de seguridad por su trabajo y estimó que "el descubrimiento de algunas manzanas podridas no debe suponer la deshonra del conjunto de las fuerzas armadas".

Blanco de las sospechas

A mediados de los ochenta, militares de la extrema derecha se convirtieron en blanco de sospecha de las autoridades que investigaban los atracos mortíferos a supermercados que cometían los llamados asesinos de Brabante.

La extrema derecha belga, muy potente sobre todo en la región de Flandes, la más rica del país, medirá su creciente fuerza en las urnas el próximo 8 de octubre, fecha en la que se celebrarán las elecciones municipales en Bélgica. Su partido estrella, el Vlaams Belang (Interés Flamenco), está en su mejor momento -la intención de voto supera el 35% en algunos municipios- y podría cosechar los votos suficientes como para gobernar en solitario en algunas localidades, burlando el llamado cordón sanitario, el pacto con el que los demás partidos tratan de impedir que la extrema derecha llegue al poder.

La ascensión del Vlaams Belang y una ola de crímenes racistas que ha sacudido el país en los últimos meses han vuelto a suscitar el debate sobre la efectividad del cada vez más delgado cordón sanitario. [En mayo, un neonazi, sobrino de una diputada del partido, asesinó en Amberes a una mujer negra y a la niña a la que cuidaba, y disparó a una joven de origen turco].

Escenario del ataque racista cometido en Amberes en mayo.
Escenario del ataque racista cometido en Amberes en mayo.KRISTOF VAN MEIRVENNE

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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