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El vertido tóxico avanza lento por el río Umia y ya se permite mariscar

El Gobierno no ha aprobado aún la ley que obliga a las empresas a pagar cuando contaminen

Los siete kilómetros del río Umia teñidos de azul turquesa por el vertido tóxico en Caldas de Reis (Pontevedra) son un gran cementerio sin vida animal ni vegetal de ninguna clase. Pero no todo son malas noticias: el avance de la mancha es cada vez más lento y tres diques cauce abajo mantienen limpios los últimos 13 kilómetros del río. Ya se permite mariscar en la desembocadura y el caudal nutre de nuevo los pozos de agua. La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, anunció ayer que habrá una ley para que las empresas cubran los desastres que ocasionen, pero eso mismo ya lo dijo cuando llegó al Gobierno, hace más de dos años. Presentó un borrador del proyecto en mayo de 2005 y aseguró que estaría listo antes de 2006.

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"En la zona contaminada, la catástrofe es total", asumía ayer sin paliativos el consejero de Medio Ambiente, Manuel Vázquez. Más pronto o más tarde, la mancha bajará hasta el mar, pero los tres diques, el bombeo de agua desde la zona superior del río y unas balsas impermeabilizadas a las que se ha desviado el cauce permiten atacar el vertido, un derivado del petróleo "altamente tóxico", según la Xunta. "Se trata de que la mancha llegue al mar prácticamente sin elementos contaminantes", reconocen fuentes del departamento autonómico de Medio Ambiente, que emplea carbono activo, magnesita y corteza de eucalipto para filtrar el vertido.

La recuperación de flora y fauna del tramo afectado será cuestión de muchos años. "La situación actual es de ausencia absoluta de vida", reconoce el director general de Conservación de la Naturaleza de la Xunta, Xosé Benito Reza. "No ha quedado nada: peces, plancton, zooplancton, bacterias, microorganismos... Tolo lo que ha tocado el vertido está muerto", lamenta Reza, que estima un plazo mínimo de dos años para la recuperación de la flora y no menos de cinco o seis para la de la fauna, compuesta principalmente por truchas, anguilas, lampreas y salmones. Cuando la mancha se elimine, será necesario eliminar los lodos y sedimentos del lecho del río. Después, "habrá que esperar que la autodepuración por las lluvias permita una rápida restauración".

La otra gran inquietud de las autoridades consiste en el abastecimiento de agua, con 80.000 personas que ya han padecido las primeras restricciones. Como las muestras de la parte baja del río garantizan la calidad del suministro, el comité de urgencia que realiza el seguimiento del siniestro autorizó la reposición de los depósitos que dan servicio a la comarca de O Salnés. Los vecinos de la zona agotaron las existencias de agua mineral en los supermercados y, en la mañana de ayer, la mayoría se despertó sin agua en los grifos, mientras decenas de camiones-cisterna contratados por la Xunta reponen depósitos y reparten por las calles.

El consejero de Medio Ambiente, por otra parte, confirmó que no se autorizará la reconstrucción de la empresa siniestrada, Brenntag, en Caldas de Reis. Vázquez aclaró que no se dará licencia para ello. Aunque reconoció que es una empresa que llevaba muchos años implantada en la zona, consideró que "no es razonable que se autorice su reubicación".

La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, anunció nada más llegar al Gobierno una ley para que las empresas cubrieran los daños ambientales que originen y evitar así casos como este del vertido de la empresa Brenntag. Dos años y medio después de llegar al Gobierno, Narbona volvió ayer a anunciar la ley, cuyo borrador presentó en mayo de 2005 y que anunció para antes de 2006. Narbona afirmó entonces que la ley serviría para evitar casos como el de Aznalcóllar. Ya en mayo de 2004 la ministra reconoció que la ley de Responsabilidad Ambiental era "prioritaria" y que partía del borrador que había dejado el Gobierno del PP, que también anunció esta ley y no la aprobó nunca.

El borrador de 2005 obligaba a las empresas a tener seguros, avales o fondos económicos para "hacer frente a la responsabilidad ambiental inherente a la actividad que desarrolle". Ayer, Narbona declaró a Efe que ya tiene listo el proyecto de la ley y que "antes de finales de año" se llevará al Consejo de Minsitros.

Mientras, en Galicia, Vázquez y algunos de los alcaldes afectados alabaron la coordinación institucional en la crisis. Pero el presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, irrumpió con críticas a la Xunta, de la que exigió más información práctica para los ciudadanos. Criticó además que la construcción de los diques de contención se inició "cuando ya había siete kilómetros de río contaminado".

Una excavadora levanta un dique para frenar la llegada del vertido tóxico.
Una excavadora levanta un dique para frenar la llegada del vertido tóxico.EFE

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