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26 personas intoxicadas por un escape de ácido en un laboratorio abandonado

Los vecinos avisaron a los bomberos al notar dificultades para respirar y picores en los ojos

Un total de 26 personas resultaron intoxicadas ayer por la tarde en la calle del Pintor Moreno Carbonero, en el barrio de la Avenida de América, por el escape de un ácido que emanaba de un antiguo laboratorio abandonado. La alerta saltó cuando uno de los vecinos percibió un ligero olor a menta seguido de picor e irritación en los ojos. Las emergencias de Madrid activaron el protocolo NBQ (Nuclear, Biológico y Químico) y tanto bomberos como Samur tuvieron que utilizar trajes especiales para protegerse. Al entrar en la nave abandonada los bomberos detectaron dos bidones con ácido cianhídrico.

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Unos hechos que se repiten con relativa frecuencia en la región

Los vecinos de las calles aledañas al número 36 de Pintor Moreno Carbonero ya habían detectado desde el sábado por la mañana un extraño olor que no lograban identificar. Pensaron, según comentaron anoche, que era algo fortuito por efecto del calor y que pasaría en breve. Nada más lejos de la realidad. El olor fue creciendo conforme avanzaba el domingo, al igual que las molestias derivadas de él. En especial, sufrían escozores en los ojos y molestias para respirar.

Ante estos hechos, decidieron avisar a los bomberos, que entraron en la nave de los antiguos laboratorios químicos. El principal problema con el que encontraron los bomberos es que había dos bidones de un material sin identificar. Ambos tenían capacidad para 60 litros. Parte de la carga de uno de ellos estaba derramada por el suelo, por lo que decidieron extremar la precaución y se pusieron los trajes específicos para contaminaciones nucleares, biológicas y químicas. El equipo denominado NBQ aisla a la persona que lo lleva de posibles agresiones exteriores.

Ninguno de los dos bidones tenía marcas externas por lo que resultaba imposible determinar a primera vista qué clase de líquido corrosivo o inflamable estaba tirado por el suelo. "Hemos tenido que identificarlo a través de las sensaciones, de los olores y de los síntomas que sufrían las personas que los han olido", señaló el jefe de guardia de bomberos, José Luis Sanz.

Los bomberos lograron deducir, tras comprobar el contenido de los bidones, que posiblemente se trataba de ácido cianhídrico. La importancia de este ácido inorgánico radica en su extrema peligrosidad a baja concentración. Es un líquido volátil, incoloro, y de olor característico a almendras amargas. La sintomatología puede ser de tipo superaguda con pérdida inmediata del conocimiento, convulsiones, rigidez muscular.

Concentración del 4%

Los especialistas que entraron en la nave utilizaron equipos de medidas y dedujeron que la concentración del ácido cianhídrico rondaba entre el 2% y el 4%. Además, la rotura generó otros productos tóxicos. Se trataba de óxido de etileno y de otro derivado del cloro, según explicó José Luis Sanz. "No se trata de productos originales, sino consecuencia del primer agente", añadió el jefe de guardia de bomberos.

Los técnicos consideraron que lo mejor era encapsular los bidones y transportarlos a un lugar seguro, labor que finalizó pasadas las 00.25 de hoy. Fueron trasladados a un gestor autorizado por la Comunidad de Madrid para tratar estos productos.

En el siniestro se vieron afectados por intoxicaciones leves 26 personas: cinco bomberos, cuatro policías municipales y 16 religiosas de la orden misionera del Ángel de la Guarda que regentan una residencia de ancianos situada justo enfrente del laboratorio abandonado. Las mujeres afectadas se encontraban de paso, ya que tenían previsto marcharse en breve a Venezuela para seguir con su labor misionera. En todo momento, estuvieron muy tranquilas. "Han entrado y han salido con mascarillas como todo el mundo y se han comportado sin nerviosismo", según fuentes del caso. Sus edades oscilaban entre los 40 y los 70 años, según varias personas que las vieron. Los facultativos del Samur examinaron uno por uno a los ancianos y sólo detectaron que las religiosas estaban afectadas.

La policía alertó a los vecinos de los números 35 y 37 de la misma calle para que cerraran las ventanas y evitaran poner el aire acondicionado. Aunque les informaron que no sería necesaria su evacuación de momento. Jesús Fernández, un vecino del número 25 señalaba con un pañuelo negro tapándose la boca que ayer por la tarde ya detectó un extraño olor en el interior de su vivienda. Los vecinos aseguran que la nave donde se almacenaban los bidones de ácido cianhídrico, en el número 36, llevaba siete años cerrada y era una antigua fábrica de productos químicos. Se quejaron de que nadie les hubiera avisado de lo que había almacenado a escasos metros de sus viviendas.

Al lugar acudieron seis dotaciones de los bomberos del Ayuntamiento de Madrid y 11 ambulancias del Samur, según una portavoz de Emergencias Madrid. También fue montado un hospital de campaña del Samur. Un retén de bomberos tenía previsto quedarse de guardia toda la noche en el lugar de los hechos.

El teléfono de emergencias 112 también avisó a los vecinos de las cercanías de la fábrica para que cerrasen las ventanas de sus domicilios y se abstuvieran de salir a la calle.

Técnicos con trajes de protección NBQ inspeccionan la calle en la que se produjo el escape de ácido cianhídrico.
Técnicos con trajes de protección NBQ inspeccionan la calle en la que se produjo el escape de ácido cianhídrico.ULY MARTÍN

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