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PP y PA se enfrentan en Úbeda por una estatua

Los andalucistas critican a PSOE e IU por apoyar la restitución de la efigie del general Saro

Ginés Donaire

La remodelación de la plaza de Andalucía, ubicada en pleno centro urbano de Úbeda (Jaén), ha sacado a flote el enfrentamiento entre los dos socios de gobierno, PP y PA. Los andalucistas, que controlan el área de Urbanismo, censuran las obras que ha llevado a cabo el PP así como la decisión de éste grupo de restituir la estatua del general Saro, un destacado mando de la dictadura de Primo de Rivera al que el edil andalucista, Francisco Mendieta, no duda en calificar como un "militar golpista".

La estatua del general Saro se retiró en la pasada legislatura por el anterior gobierno socialista, aprovechando las obras de remodelación de la plaza de Andalucía, que suscitaron una agria polémica entre la población de esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, tanto el PSOE como el PP e IU, votaron entonces en un pleno a favor de la restitución de la estatua al lugar donde ha permanecido desde que, a finales de los años veinte del pasado siglo, fue levantado el monumento por suscripción popular. El único partido que votó en contra fue el PA, que, en todo caso, planteó como alternativa trasladar la efigie hasta la academia de la Guardia Civil.

El actual equipo de gobierno, compuesto por PP y PA, ha vuelto ahora reformar la plaza de Andalucía, pero las diferencias entre ambos grupos han quedado de manifiesto al ser los populares los que han abanderado el proyecto de intervención pese a que el área de Urbanismo está en manos del PA. El PP, con el alcalde, Juan Pizarro, a la cabeza, se escuda en las 4.000 firmas de vecinos que piden la restitución de la estatua. Fuentes de la alcaldía confirmaron ayer que el monumento, que permanece en los almacenes municipales en mal estado de conservación, volverá a su sitio primitivo "en las próximas semanas". Los andalucistas sólo se van a hacer cargo de la restauración del conjunto escultórico sobre el que se apoya la efigie, obra del escultor Jacinto Higueras.

El portavoz del PA, Francisco Mendieta, no sólo ha criticado la remodelación diseñada por el PP para la plaza, sino también la ambigüedad mostrada por el PSOE e IU por no oponerse expresamente a su restitución. "Se trata de un militar golpista, pero allá ellos con sus decisiones", dijo. El portavoz adjunto socialista, Juan Clemente, señaló que su grupo "no quiere alimentar ninguna confrontación". En su opinión, la estatua, muy criticada por el escritor ubetense Antonio Muñoz Molina (que se refiere al militar como el general Orduña) en su obra El jinete polaco, "tiene su historia", aunque admite que podría buscársele otro emplazamiento. Juan Jurado, de IU, asegura: "Es un tema del que no vamos a hacer sangre", para reconocer a continuación cierta "contradicción" en su postura con la de su grupo a nivel federal. Según Jurado, el general Saro "fue un cacique, aunque favoreció a la ciudad".

Desde la Asociación en Defensa del Patrimonio Plaza Vieja, Cecilia Antonelli, admite que la existencia o no de la estatua es algo que divide a sus miembros, aunque sí existe coincidencia a la hora de criticar la remodelación de la plaza, que califican como "un simple lavado de cara".

El general Leopoldo Saro fue fusilado en Madrid en los primeros días de la Guerra Civil. El escritor local Manuel Madrid Delgado escribía en la revista Ibiut, en junio de 2005, que no está probada la vinculación del militar con el régimen franquista, y destacó que Saro, que fue nombrado Hijo Adoptivo de Úbeda en 1910, influyó en la construcción de varios colegios, la biblioteca municipal, las obras del tren Baeza-Utiel, el teatro Ideal Cinema, el Parador de Turismo o la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad ubetense.

Curiosamente, la polémica en torno a esta estatua no tiene continuidad con otro retrato del general Saro que cuelga en el salón de plenos del Ayuntamiento de Úbeda. El primer retrato fue destruido por la República, pero al final de la guerra civil el pintor Tamayo confeccionó el actual.

"¿No es absurdo que mientras se dedica una plaza a un excelente alcalde, pero franquista

[en alusión a la plaza del barrio de San Pedro dedicada al alcalde Pedro Sola], se silencia la destrucción del magnífico monumento de un general que no fue franquista, mientras su retrato sigue colgado del salón de plenos sin que nadie considere esto un insulto?", se preguntaba en su artículo el escritor Manuel Madrid.

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