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Columna
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En un solo día

El mismo día en el que las autoridades egipcias trasladaban la colosal estatua de Ramsés II, en la academia militar de Zaragoza se retiraba la ecuestre del Caudillo. Las razones para ambos traslados han sido muy diferentes. El faraón irá a presidir la entrada del nuevo museo sobre egiptología en una zona a las afueras, cercanas a las pirámides, lejos de la polución y vibraciones que tanto daño le hacían en su anterior ubicación en la avenida más transitada del Cairo.

La del Caudillo no sabemos donde acabará, pero a mí, -que no me gusta la guerra de símbolos y muertos donde nos hemos metido recientemente-, me parece muy bien que le quiten de la vista de nuestros jóvenes cadetes, ejemplo él de dictador y de golpista. Un mal modelo para las nuevas generaciones de militares, por eso está muy bien que de allí haya desaparecido. De otras partes no tanto, porque me parece una gratuita polémica que no conduce a nada bueno. Y además, me parece mal borrar todo vestigio de una guerra civil, no sólo para que no se repita, sino, sobre todo, para que no la volvamos a perder.

Este mismo día un afamado instituto tecnológico vasco, justo cuando finaliza el congreso de matemáticos en Madrid y de astrólogos en Finlandia con el destronamiento de Plutón como gran astro, acaba de inventar el ganso artificial de goma, alternativo al ganso de verdad para su uso en la fiesta de antzarres de Lekeitio. No crean que es tan fácil la cosa, y no crean que el carecer de previsión, en el caso que los protectores de animales impidan el uso de gansos previamente muertos por gas, no pudiera ser dramático. Desde aquella película española en la que Vicente Parra se autocalificara de "chicarrón del norte", y acaba cogiendo un ganso en su pueblo de ficción, Lekeitio, no crean que la cosa no merece un entusiasta saludo.

En el mismo día se incendió una catedral en San Petersburgo, una de las más preciosas ciudades que haya. Cosa que hay que sentir profundamente, pero para los que no lo sepan, y sin que les sirva de consuelo, hay que informarles que en san Petersburgo hay muchas catedrales, que hay otras cinco a cual más bella, y que visto así, con el convencimiento de que las actuales autoridades rusas la reconstruirán con todo respeto, la pena puede ser menor. Si viaja hoy por Rusia se sorprenderá ver tantas iglesias, y es que el poder del zar, a los que los revolucionarios llamaban el teócrata, no sólo ni fundamentalmente se asentaba en la represión, también jugaba su papel la religión.

Y en ese mismo día, en Bilbao, ondeó veinte minutos la enseña rojigualda por veinte minutos nada menos -veinte minutos en todo una año- en la balconada del ayuntamiento de la invicta villa que esperó con ansia que tal enseña le liberara en la media docena de sitios que los carlistas le hicieran. En el 37 por fin entraron y creo que todavía no se han marchado, por eso, para guardar las formas, sólo ondea la constitucional veinte minutos. Afortunadamente no tuvimos el festejo tradicional de asalto al ayuntamiento, rito digno de entrar en el programa de festejos porque se repetía todos los años, realizado por los más radicales entre los radicales que esperaban la izada de la bandera e intentaban el asalto del edificio frente a los pelotazos de los beltzas. Este rito afortunadamente ha desaparecido, lo que habrá que atribuirlo al proceso de paz.

Lo que no ha desaparecido es la manifestación de Batasuna, no atribuida a Batasuna, en las que las autoridades no encuentran indicio alguno de su participación, y que vuelve a surcar nuestras calles el día grande de las fiestas bilbaínas. Afortunadamente, también atribuible al proceso de paz, no ha habido mayores desórdenes, sólo algunos gritos de rigor. Pero si que es atribuible al proceso de paz que las manifestaciones y el comportamiento de Batasuna hayan monopolizado la información política de Agosto. Eso es también atribuible al proceso de paz. Ninguna organización política ilegal ha gozado de tanto espacio informativo como ETA-Batasuna desde que se inicio el proceso de paz. Así cualquiera.

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Pero se me olvidaba lo más importante. Ese mismo día, el Cachorro, el del Gran Poder, el de los Gitanos, la Macarena y la de Triana se le aparecieron al Sevilla que destronó de todos los cielos al Barça en un insólito resultado de tres golazos que el campeón de la UEFA endosara al de Campeones de Liga. Tras un día en que gran parte de los jugadores del equipo catalán recibieran todos los honores parecía escenificarse el Más Grande Será la Caída. Y esta vez si, la copa la exhibieron los sevillistas encorbatada con la rojigualda. Lo bueno del fútbol, y de la política, es que todo es posible.

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