_
_
_
_

La policía, ante la nueva era del narco gallego: “Esta guerra está perdida y solo nos queda una batalla de contención”

Las mafias albanesas buscan su nicho en Galicia con el tráfico desbocado de cocaína, cargamentos de récord a precios en mínimos históricos y un consumo de la droga en alza

Operación de rescate del último narcosubmarino hallado en las costas de Galicia.Foto: Gustavo de la Paz | Vídeo: EPV

La llegada hace unos días de un tercer narcosubmarino a las costas gallegas es una evidencia más del arsenal que mueve el narcotráfico en esta nueva era. La droga, que sale prácticamente de un solo país productor (Colombia), se mueve por todo el planeta sin control posible y con métodos muy sofisticados y mínimamente detectables para la policía. En este negocio con mano de obra cada vez más cualificada y violenta se abre un escenario en el que grupos mucho más combativos de Latinoamérica, países del Este y norte de África dominan el mercado de la cocaína. La superproducción desbocada ha provocado que los precios hayan caído a la mitad, mientras el narco gallego pierde posiciones con la clara amenaza de que en unos años quede relegado bajo el control de mafias como las albanesas. “Somos conscientes de que esta guerra está perdida y de que solo nos queda afrontar una inacabable batalla de contención de alijos”, afirma Emilio Rodríguez, jefe del Greco de la Brigada Central de Estupefacientes en Pontevedra.

El semisumergible nodriza de 20 metros de eslora acabó partido en dos y en el fondo de la ría de Camariñas (A Coruña) este jueves tras ser abandonado por la tripulación, que intentó hundirlo después de alijar el cargamento de al menos tres toneladas que traía. Supuestamente, procedía de un astillero de la desembocadura del río Orinoco, en la frontera entre Colombia y Venezuela, donde se construyen la mayoría de estas embarcaciones. La carga ya estaba a salvo de la policía cuando el barco fue descubierto por un pesquero que faenaba en la zona. Los narcos no han dejado más rastro que el barco semihundido, que se partió por la mitad cuando era reflotado, por lo que esta vez los investigadores parten de cero. “Los traficantes han triunfado una vez más”, admite Rodríguez.

El hallazgo encadena un año de operaciones policiales que ha tenido a las mafias albanesas como protagonistas. En solo un mes fueron incautados a grupos de este país 1.200 kilos de cocaína a bordo de un buque en el puerto de Vigo y una semana después caía otro cargamento de 1.100 kilos que estos traficantes fueron a recoger cerca de las islas Azores con una planeadora alquilada en las Rías Baixas, un hecho insólito en Galicia. Estas mismas bandas, un año antes, enviaron desde Ecuador, en medio de un contenedor de pescado congelado, 7,4 toneladas de cocaína, el mayor alijo apresado en la comunidad gallega y el tercero en España.

Este desembarco de traficantes de Europa del Este responde a un cambio en el organigrama del narco, no solo en Galicia, sino en el mercado de cocaína internacional, donde los intereses económicos mandan. El narco gallego ya es una familia venida a menos que vive de las rentas de los históricos jefes, por lo que quedan unas pocas organizaciones (apenas cuatro, según la policía) con capacidad para mover alijos. Mientras, un todavía numeroso pelotón de lancheros desempeña un papel secundario como colaborador necesario en este nuevo cartel de grupos internacionales, más profesional y agresivo, que ha logrado introducirse en todos los puntos estratégicos para el embarque y distribución de cocaína con la cobertura de una red corrupta de funcionarios que ellos mismos han tejido a base de sobornos.

“Ya no son aficionados, sino extraordinariamente profesionales en cada eslabón de la cadena porque se la juegan en cada operación, y el traficante gallego, aunque sigue desempeñando un papel de intermediario, aún es fundamental”, afirma Rodríguez. “Pero en este negocio tan cambiante no es descartable que en el futuro los traficantes gallegos queden relegados completamente por estas mafias que están preparadas para asumir cualquier reto. El de pilotar una planeadora en estas aguas hemos visto que también”, apunta el inspector.

Ya ocurrió hace cuatro décadas, cuando Galicia se apuntaló como puerta de entrada de la cocaína. Entonces, llegaron los primeros emisarios de los cárteles colombianos que acabaron colonizando el mercado, controlando los cargamentos y el cobro de las deudas, empleando también la violencia como sicarios. El centro de operaciones de estos cárteles se instaló deliberadamente en Madrid. Allí, como lanzadera de la cocaína a Centroeuropa, estos grupos se dedicaban a otras variantes del crimen organizado como atracos y blanqueo. Ahora que la distribución de esta droga en Europa está en manos del Clan de los Balcanes, una amalgama de grupos mayoritariamente albaneses, la historia se repite, pero dando un paso más, hasta el punto de pilotar ellos mismos las planeadoras por la ría de Arousa y alijar los fardos, un cometido que siempre ha sido exclusivo del narco gallego como experimentado transportista.

El poderoso Clan de los Balcanes, indestructible después de varias redadas de ámbito europeo que lo dieron por desarticulado, es un experto en logística. Ya controla incluso parte de la producción de coca en Colombia y los laboratorios donde se produce el clorhidrato de cocaína, un indicador de que los grupos de proveedores colombianos han dejado de ser dominantes en este negocio. Como dueño de una parte importante de los cargamentos, los grupos balcánicos dominan los principales puertos latinoamericanos y tiene sus propios mercados y territorios. El europeo lo ha copado prácticamente, aunque compite con la Mocro Maffia, la temida organización de origen magrebí radicada en Bélgica y Holanda. Esta última encabeza la tercera generación del narcotráfico internacional, más especializada en el tráfico de hachís. “Los grupos balcánicos están en todo el circuito del negocio, y aunque hay espacio para todos y droga sin restricciones, el envío de cargamentos en sumergibles, por ejemplo, sigue siendo todavía un medio de transporte que acaparan los colombianos”, dice Rodríguez.

“Hay tanta cantidad de droga que los precios han bajado a la mitad en los cinco últimos años, cuando no bajaba de los 30.000 euros, y este es el mejor indicador de que no hay escasez de cocaína”, prosigue el inspector. Asegura que se cumple una década con “la producción desbocada y un consumo en alza alarmante”. “Ante esta situación ya no se puede ser hipócrita. Las plantaciones de coca no se han logrado erradicar, sino todo lo contrario, a pesar de los planes millonarios que ha subvencionado EE UU durante años”, añade.

Del semisumergible a naves no tripuladas

Con más de una década dedicada a investigar el narcotráfico desde Galicia, Emilio Rodríguez incide en que ante esta avalancha de cocaína es difícil estimar cuánta droga entra y qué porcentaje se incauta. Calcula que solo se logra interceptar un 20% de los cargamentos que se envían, y si se interviene mucha más cantidad de droga es porque el tamaño de los alijos se ha multiplicado por cuatro. Tampoco hay porcentajes de cuántos nacosubmarinos han llegado a las costas gallegas, pero la policía tiene indicios de que se cuentan por decenas en los últimos cinco años. Este dato pone en evidencia la debilidad de los sistemas de vigilancia SIVE, estaciones sensoras que detectan las embarcaciones a larga distancia del litoral. “Es el medio de transporte más seguro, que no requiere una estructura empresarial detrás, por lo que creemos que seguirá aumentando su potencial y perfeccionándose con mejor tecnología”, vaticina el responsable del Greco.

Frente a esta escalada de organizaciones, medios de transporte y sistemas de navegación que solo buscan burlar la vigilancia policial, la colaboración entre países es el último recurso para contener el crimen organizado y la entrada de alijos. El número de efectivos antidroga y funcionarios judiciales y fiscales superan al contingente del narco, pero es insuficiente y lo será todavía más a medida que el sorprendente ingenio de las organizaciones se alíen con las nuevas tecnologías. “No sabemos con qué nos sorprenderán, pueden ser drones que vengan a bordo de los barcos nodriza o naves no tripuladas, todo es posible en esta competición por defender el negocio”, asegura Rodríguez.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_