Cosecha de nada
Casi siempre resulta difícil olvidar. Más complicado aún se presenta el olvido cuando han existido dos bandos tan antagónicos, con unas relaciones de poder tan distintas. El sometimiento, en todas sus vertientes, aunque sobre todo la humillación con la que el bando nacional, y posteriormente el franquismo, castigó y reprimió a todo el que tuviera algo que ver con la República en España, impide el olvido sin restaurar antes la memoria.
El Gobierno se equivoca al no incluir en su Ley de reconocimiento y extensión de los derechos a las víctimas de la guerra civil y de la dictadura -antes llamada Ley de la memoria histórica- ni siquiera el consejo de retirar símbolos franquistas de multitud de espacios públicos. Hasta el mismo apelativo de consejo es muy poco serio cuando se trata de una ley que debiera tener una aspiración reparadora de la dignidad de muchas personas, y de todos sus familiares. Cuando la balanza ha sido tremendamente descompensada durante tanto tiempo, en contra de todos los valores democráticos, y de las personas que los defendían, es necesaria una reparación para empezar a olvidar.
Es necesario recordar que todo un Estado, durante cuarenta años, y desde prácticamente todas sus instituciones, llevó a cabo una represión brutal sobre una buena parte de la sociedad española. ¿De verdad es necesario recordar al PSOE lo que fue la represión franquista?
Suena casi grotesco.
La retirada de símbolos franquistas de espacios públicos, la anulación de los consejos de guerra franquistas e inversión pública para la búsqueda y la dignificación de todos los "caídos por España", que fueron asesinados y olvidados. Unos, tuvieron un tremendo reconocimiento, panteón incluido, mientras que otros fueron considerados traidores y enemigos de su patria.
Se trata de una oportunidad perdida, y quizá una de las últimas, porque no debemos olvidar que las fuentes orales, imprescindibles en esta labor, día a día nos van dejando. Los verdaderos testigos de la historia, el vínculo real entre el olvido y la memoria, se nos van.
Hoy por hoy solo podemos presumir de ser un país que hizo de su pasado un desierto, una cosecha de nada.
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