Aserejé
- 2002. Los Hombres de Trillo liberan la isla de Perejil, a pesar del fuerte viento de Levante. De lo que se deduce que los soldados, una vez liberada la isla, hicieron sus necesidades hacia Poniente. El Prestige se changa y hay una huelga general organizada por Ce, ce, oh, oh, uh, ge, te y otros sin-di-ca-tos. De los reyes del pollo frito que informaron sobre ambos sucesos en la tele pública, hoy sólo queda en activo una princesa. Territorialidad: quien esté en contra de la LOU o del PHN, oxigena la Cosa. Hasta el Amazonas, pulmón del planeta, oxigena a la Cosa. Los Aznar organizan la boda de su hija en El Escorial. Se sospecha que en su póliza de El Ocaso ya han previsto sus propios funerales en el Valle de los Caídos. Se cambia la ley, ñaca, y se ilegaliza un partido, sin que haya mucho pollo, algo inusual en una cultura democrática, como intuyen los editoriales al respecto de Le Monde, The Guardian, o The Independent. La canción del verano fue Aserejé de Las Ketchup, otro misterio socio-político.
- LAS KETCHUP Y EL ANTICRISTO. Las Ketchup se llamaban las Ketchup porque eran las hijas del guitarrista El Tomate. La madre, deduzco, tendría que ser doña Colorantes Autorizados. Mañana lo miro. El tema Aserejé era una cita divertida del Rapper's Delight, un rap de cuando iba al insti. La cosa vendió 12 millones de unidades. Un récord cuando ya todo el mundo tira con lo que manga en Internet o en el top-manta. Por cierto: ¿por qué lo llaman top-manta si no vende mantas? No fue un pelotazo cósmico porque falló el mercado USA. Según la crítica, el fallo se debía a la deficiente coreografía con la que iba equipada de serie la canción. Nada del otro mundo. La canción, sea como sea, fue número uno en chorrocientos países menos intelectualizados que los USA. Entre ellos, una civilización centroamericana que, en un plis, sería nuestro aliado cuando nos fuimos a buscar armas químicas por el planeta, cuya Conferencia Episcopal pidió la prohibición de la canción, al entender que transmitía mensajes satánicos. El que a una canción irracional -tesis: aserejé, e, dejé-, se le superponga una tesis aún más irracional, explica que el mundo, a estas alturas, es irracional. O, lo que es lo mismo, sentimental.
- LOS SENTIMIENTOS A FLOR DE PIEL. Los sentimientos lo pueblan todo. La literatura local se especializa en sentimientos. En las reseñas de los libros, se lee habitualmente la alocución "este-libro-puede-cambiar-su-vida". Como el Aserejé en Centroamérica. Si exceptuamos el Libro de Mormón, que si te lo lees igual acabas con el pelo de astronauta y una placa con tu nombre, ¿hay libros que cambian la vida? Hay cierta literatura progresista que se especializa también en hacer novelas sentimentales de, pongamos, la guerra civil. En las novelas, la izquierda es un buen sentimiento. Ya no es ideología. Es buen rollo. Un buen rollo que igual intelectualiza lo que está pasando aquí abajo como mal rollo, no como extrema-derecha, que tal vez ya es el nombre.
- NO SÉ USTED. Tengo 37 años. Asisto al único encuentro victorioso que he visto en mi vida entre la belleza y el mundo, entre los sentimientos y la razón. En este caso, de Estado. La cosa es en la boda de Agag & Aznar Asociados. Vienen muchos oficios del siglo XXI. Entre ellos, un italiano, que desarrolla varios oficios del siglo XXI -vende armas, monta escuderías de fórmula 1-, que se presenta con una pilingui. La ha alquilado por horas. Es absolutamente bella. Lleva un vestido incomprensible. En El Escorial, me dicen, no tenía asiento asignado. Se pasa la ceremonia taconeando arriba, taconeando abajo. Los invitados acaban con las cervicales del revés. Son importantes y, de pronto, hay algo más importante y menos previsto que ellos. Los triunfos de la belleza, empero, son efímeros. A finales de año voy al país más raro del mundo. Si exceptuamos este. Es de noche. Se oyen disparos. Fumo un pito. Del cielo baja lentamente y a su bola, como la pilingui, una mariposa de dos palmos. Revolotea. Se posa en mi hombro. Fumamos juntos. Soy feliz durante unos segundos. El año, por cierto, me ha supuesto una pesadilla.
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