Más incómodos

Viajar en avión se está convirtiendo en algo cada vez más incómodo y desagradable. A la complejidad de los aeropuertos y el creciente número de aerolíneas se suman ahora unos controles de seguridad muy rígidos. El último ejemplo se vivió en el Reino Unido. Tras la alarma y las detenciones del pasado día 11 en Londres, se dejó a los pasajeros llevar en la mano tan sólo una bolsa transparente con lo imprescindible. Era comprensible en un día de alerta ante una amenaza terrorista que parecía muy grave. Afortunadamente, se han suavizado las normas en los vuelos a Estados Unidos, Reino Unido e Israel: se permite viajar con un equipaje de mano más reducido y se han vuelto a autorizar algunos aparatos electrónicos, pero siguen prohibidos las cremas y dentífricos.

Sorprende que cinco años después del 11-S, las medidas para detectar explosivos líquidos, conocidos desde hace tiempo, no hayan avanzando lo suficiente. Las primeras en quejarse sobre las nuevas restricciones han sido las compañías aéreas de bajo coste y gran éxito, que prefieren, para reducir gastos, que sus clientes viajen con el menor equipaje posible en bodega. Una de ellas, Ryanair, ha exigido al Gobierno británico 4,5 millones de euros en compensación por las pérdidas incurridas este mes y ha anunciado más acciones judiciales si persisten lo que considera controles excesivos. Los sufridos pasajeros han demostrado más resignación. Pero incluso el Financial Times salió esta semana "en defensa del equipaje de mano británico" y consideró "contraproducentes" las medidas.

La gente ha aceptado de buen grado el reforzamiento de los controles de seguridad durante los últimos años. Los Gobiernos se muestran dispuestos a compartir información sobre los pasajeros. La Unión Europea estudia entre otras acciones exigir a las aerolíneas un listado de datos personales de los viajeros (teléfono, tarjeta de crédito, itinerario de viaje, etcétera). Hasta ahora, los Veinticinco se han negado a acceder a la petición de EE UU de informar de las personas que solicitan menús especiales en los aviones. El peligro de caer en el racismo y fomentar el odio es real. Se ha visto días atrás en el aeropuerto de Málaga.

Falta un plan de seguridad general. Es por ello por lo que la Unión Europea ha decidido revisar los sistemas de seguridad actuales y estudia imponer nuevos controles. La desarticulación del plan para atentar contra compañías aéreas estadounidenses este mes en el aeropuerto londinense de Heathrow demuestra que la mejor manera de prevenir los ataques terroristas -en aviones, trenes u otros lugares- es mediante la penetración de las redes del terrorismo, la información y las acciones previas. El 11 de agosto no se detuvo a nadie en los aeropuertos, sino en las casas. Nadie se opone a unos medios de transporte más seguros, pero también es importante preservar una cierta forma de vivir. Ésa es la responsabilidad de las autoridades.