Incoherencia 'abertzale'
Dirigentes de Batasuna que participaron en la manifestación celebrada ayer en Bilbao en favor de la "autodeterminación para Euskal Herria" interpretaron esa movilización como "un grito por el derecho de manifestación" y pidieron que se "arbitren" fórmulas que permitan la actuación de su formación "sin problemas", es decir, obviando su condición de partido ilegalizado y además suspendido judicialmente. Pero para que tal cosa ocurra será necesario que se disuelva el entramado que ha venido dirigiendo ETA, y del que Batasuna ha sido su brazo político. O, alternativamente, que se desligue públicamente de ese entramado.
El lema de la manifestación de ayer era el mismo de la convocada hace tres semanas por dirigentes de Batasuna en San Sebastián y que había sido prohibida por el juez Garzón. Pero esta vez la convocaron unas decenas de personas que se presentaron como "de izquierda y abertzales". Los informes policiales indicaron que no constaba relación de los convocantes con el partido ilegal, la fiscalía recomendó no prohibirla y el juez (el sustituto de Garzón) la autorizó. Tenía otras posibilidades, desde prohibirla por fraude de ley hasta tomar declaración a los dos dirigentes de Batasuna que anunciaron su participación y abogaron por que acudiera mucha gente; pero lo que decidió entra dentro de los márgenes de interpretación de la ley, que, por supuesto, no suspende los derechos individuales de los miembros de Batasuna a manifestarse.
Eso no significa que siempre vaya a ser así. Si Batasuna persiste en su pulso se encontrará probablemente con decisiones judiciales que le recordarán su condición ilegal. Su argumento más reciente para negarse a seguir los trámites establecidos por la Ley de Partidos es que aunque lo hiciera no tendría garantías frente a decisiones judiciales apoyadas en la suspensión de actividades decretada en su momento por Garzón y prolongada luego por Grande-Marlaska. Pero lo que se deduce de ese argumento no es que el Gobierno deba instar la derogación de la Ley de Partidos, como vienen sosteniendo, sino que la clave para ser legales es su desvinculación de la violencia. Es decir, la eliminación del motivo que provocó la suspensión cautelar en 2002 y la ilegalización en 2003.
Pues incluso si no existiese la Ley de Partidos, Batasuna no podría ser legal mientras le sean de aplicación las medidas cautelares previstas en el Código Penal para las asociaciones que realicen actividades ilícitas como las descritas en los sumarios que demuestran la supeditación de Batasuna a ETA. Cuanto antes lo asuman, antes podrá iniciarse la búsqueda de una salida del pantano en el que se han metido.
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