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Alto el fuego en Oriente Próximo

Los vuelos comerciales vuelven a Beirut

Guillermo Altares

El primer signo de que las cosas han cambiado desde la tregua y de que el optimismo crece entre la población es que las joyerías de la calle Hamra, el corazón de Beirut, cerradas a cal y canto durante el conflicto, han vuelto a abrir sus puertas y a mostrar el género en sus hasta ahora desiertos escaparates. Pero el símbolo más llamativo de la voluntad de Líbano de recuperarse del desastre que ha padecido durante el último mes es que tres vuelos comerciales, fundamentalmente con ayuda humanitaria, aterrizaron ayer en el aeropuerto de Beirut, uno de los primeros objetivos bombardeados por Israel al inicio del conflicto, aunque sólo alcanzó las pistas.

El primero fue un aparato de la compañía nacional libanesa Middle East Airlines, el segundo de Royal Jordanian, procedente de Ammán, y el tercero un vuelo de la filial de British Airways BMED, que tiene intención de retomar los vuelos entre Beirut y Londres la semana que viene. Sin embargo, y pese a las reiteradas peticiones de la comunidad internacional, Israel sigue sometiendo a Líbano a un bloqueo aéreo y marítimo cuatro días después del inicio de la tregua. Los aviones tuvieron que pedir permiso a las autoridades israelíes.

En tierra, las cosas también están cambiando. El Ejército va rellenando poco a poco cráteres, despejando carreteras e improvisando puentes. La autopista Beirut-Damasco ya está más o menos practicable, con algunos desvíos. Un trayecto que antes se hacía por el norte en al menos seis horas (y a precios disparatados) ahora es más barato y rápido (unas dos horas y media).

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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