La sequía agudiza la crisis en el sector olivarero, que podría perder el 40% de la cosecha
El año pasado los olivares de Cataluña produjeron apenas la mitad de la cosecha habitual a causa de la sequía. La historia amenaza con repetirse de nuevo este año, incluso por mucho que llueva a partir de ahora. El sector atraviesa por un momento crítico al arrastrar aún las consecuencias de las heladas de 2001 y 2003 y el sindicato agrario Unió de Pagesos estudia convocar un periodo de movilizaciones que podría coincidir con la campaña electoral de las autonómicas para reclamar de la Generalitat ayudas en forma de créditos blandos. "La sequía del año pasado dejó unas pérdidas brutales y ahora se está repitiendo lo mismo", explica el responsable del sector oleícola del sindicato agrario Unió de Pagesos, Carles Vicente.
Los olivares de Cataluña suelen generar una facturación cercana a los 42 millones de euros anuales, mientras que el año pasado la cifra alcanzó únicamente los 21, según datos del sindicato. Y para esta campaña el sector prevé pérdidas nuevamente -menores que el año anterior- que se situarán entre el 30% y el 40%.
Éstas son cifras globales que no reflejan la magnitud de la tragedia para poblaciones como Ulldemolins (Priorat) o Bellaguarda (Garrigues), zonas de secano donde el año pasado las pérdidas llegaron al 90% y la misma amenaza se cierne sobre ellas para esta próxima campaña. El aceite, en este territorio, es el principal motor económico. No ocurre así en las zonas de regadío -apenas el 20% del total catalán-, donde la campaña actual será buena.
La provincia de Lleida prevé producir este año algo más de cuatro millones de kilos de aceite de oliva, una cifra similar a la de la última campaña, que es menos de la mitad de lo que sería una cosecha aceptable y normal. La mayor parte del aceite que se produce en Lleida se obtiene de las plantaciones de oliva de la especie arbequina, muy extendida en Garrigues, una comarca que se recupera muy lentamente de la crisis provocada por las heladas de hace cinco años.
Pérdidas de trabajo
Debido a la baja producción de la última campaña, todo el aceite se ha vendido embotellado en el mercado interior, principalmente en Cataluña, y desde hace meses se han agotado las existencias en las 27 cooperativas integradas en la Denominación de Origen Garrigues (Lleida), un hecho que según señala su presidente, Joan Segura, no se había producido nunca.
La crisis del aceite en Garrigues ha dejado sin trabajo a un centenar de trabajadores. Las puertas de la mayoría de las cooperativas llevan más de dos meses cerradas en la que ha sido la peor temporada desde 2002, ya que se han dejado de producir entre cinco y seis millones de kilos de aceite.
En Tarragona las pérdidas van a cebarse en las comarcas más deprimidas: Terra Alta, Ribera, Priorat, Baix Ebre y Monstià, especialmente en las explotaciones de secano. Y la lluvia actual no va a ayudar a esta campaña puesto que las olivas han crecido débiles y ahora, que están en pleno proceso de ganar peso, es más que probable que caigan solas antes de ser recogidas. Ante esta situación Unió de Pagesos trata, sin éxito por el momento, de negociar ayudas con el Departamento de Agricultura. "Representarían siete millones de euros en créditos para las pérdidas de 21 millones del año pasado", detalla Vicente.
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