Una encina contra 3.000 viviendas
La finca donde se levanta un árbol de tres siglos ha sido recalificada como urbanizable
A cuatro kilómetros del casco urbano de Brunete, en una finca situada en medio el campo, se alza uno de los ejemplares de encina más impresionantes de la Comunidad de Madrid, según datos de Ecologistas en Acción. El tranquilo crecimiento del árbol, que escogió este lugar hace unos 300 años para asentarse, se ve ahora amenazado por la construcción en la zona de 2.861 viviendas previstas en el nuevo plan general del municipio. El Ayuntamiento, del PP, asegura que la encina está a salvo porque no se va a tocar. Pero la dueña del terreno y los ecologistas tienen sus dudas.
La propietaria del terreno, de hecho, ha pedido al Ayuntamiento de Brunete que preserve la parte de la finca donde crece. La encina goza de un excelente estado de salud y de un porte majestuoso. Su copa, de 25 metros de diámetro, sobresale en medio de la finca, sostenida por un tronco de tres metros y medio de perímetro. Ecologistas en Acción calcula que el ejemplar podría rozar los tres siglos, aunque es muy difícil calcular su edad exacta.
Pero ahora la paz de la que gozaba el impresionante ejemplar parece que ha llegado a su fin. Ha tenido la mala suerte de caer en medio de una de las zonas que el municipio tiene previsto urbanizar con cientos de viviendas.
Esta encina, no obstante, no es la única afectada: a su alrededor crecen otras encinas de gran porte, si bien parecen pequeñas a su lado.
El nuevo Plan General de Ordenación Urbana del municipio de Brunete prevé que en este sector, denominado El Olivar, se construyan 2.861 viviendas, entre chalés unifamiliares y bloques de pisos. Cuando el Gobierno regional dé el visto bueno definitivo a la normativa urbanística, se permitirá la edificación de un total de 19.616 nuevas viviendas en el término municipal. El pueblo, en la actualidad de 9.000 habitantes, llegará así a superar los 70.000.
Pilar Muñoz, propietaria de la finca donde crece la espectacular encina, ha emprendido una lucha particular para salvar el árbol del desarrollo urbanístico.
El Consistorio, por su parte, se ha comprometido a proteger las encinas y mantiene que "nunca se les hará daño, y menos a un ejemplar de esas características".
Muñoz ha escuchado las explicaciones del Consistorio durante meses, pero le embarga cierto escepticismo. "Es cierto que llevo más de un año hablando con el alcalde, el concejal de Urbanismo, los técnicos, pero no recibo una respuesta clara", argumenta.
A la propietaria del suelo le gustaría creer en las promesas de protección medioambiental del Ayuntamiento, pero piensa que su actuación al respecto es, hasta el momento, insuficiente. "Aunque respeten la encina, si urbanizan a su alrededor podrían afectar a las raíces y eso significaría su muerte", sostiene.
Hace ocho años, Muñoz adquirió unos 25.000 metros cuadrados de terreno en Brunete para crear la Fundación Alborada, con el objetivo de rehabilitar a las personas que padecen algún tipo de adicción. "Busqué un lugar alejado, en el campo, porque pensamos que es la mejor forma de hacer nuestro trabajo. La encina se convirtió en un emblema de la fundación, en una referencia del centro", explica.
Muñoz nunca pensó que el desarrollo urbanístico le tocaría tan cerca. "Pero ha llegado y es así. Yo no quiero perjudicar a nadie, mi única intención es que este magnífico ejemplar sobreviva", puntualiza.
Desde la fundación piensan que existe una solución para proteger la encina: segregar la parte de la finca de tal forma que los árboles queden dentro, y crear allí un museo de la naturaleza. "El centro se podía destinar a la prevención de las adicciones, promoviendo la vinculación con la naturaleza. También generaríamos una fuerte implicación con los chicos de los colegios". Para hacer más factible la idea, Muñoz piensa en un recorte que afecte a la menor cantidad de terreno posible.
En el Consistorio aseguran que han recibido con mucho interés el proyecto que les ha entregado la fundación. "Nos parece muy interesante en todos los aspectos, pero hay que respetar los derechos de todos los propietarios. Lo más sencillo sería esperar a que se formara la Junta de Compensación [formada por los propietarios del suelo a urbanizar], porque ya está hecha la parcelación del terreno. Se tendrían que poner de acuerdo entre todos, incluida Muñoz", aclara un portavoz municipal.
Modificación puntual
De otra forma, la única solución sería llevar a cabo una modificación puntual del plan general, que está a punto de aprobarse. Una opción mucho más complicada, a juicio de los técnicos municipales.
Para Ecologistas en Acción, el principal responsable de la situación que se ha creado en torno a la encina es el Ayuntamiento. "Tienen que saber que ese ejemplar está ahí. Además, si un propietario no quiere construir deberían respetarlo, y más por un motivo semejante", dice un portavoz de los verdes.
"Pérdida irrecuperable"
"Una encina que se pierda en la actualidad, es irrecuperable. Para conseguir que otro ejemplar llegue a parecer un árbol hace falta que pasen 25 años. Eso es lo que hay que transmitir a las personas", explica Francisco Carbacho, gerente de la sociedad Salvar la Encina, empresa que se dedica al trasplante de árboles.
Luciano Labajos, miembro de Ecologistas en Acción, añade que la encina es uno de los árboles más tradicionales de la Comunidad de Madrid, se adapta perfectamente a las condiciones extremas del clima de la región y, además, tiene una gran capacidad de regeneración. "Ahora, con la catástrofe de Galicia tan cerca, se ha visto de qué forma tan sencilla desaparece un monte de pinos. La encina, en cambio, a los dos años, vuelve a rebrotar. Es un árbol muy duro y las raíces no se queman", explica Labajos.
En la Comunidad de Madrid hay varios ejemplares catalogados. Bautizados con nombres como la encina de la Condesa, del Mesto, de Ambite, de la Huerta, de Trillo...
Todos son árboles de gran porte, con un diámetro de copa que abarca desde los 18,5 a los 28 metros. La determinación de la edad es algo más complejo. "Dicen que la encina de Ambite tiene más de 1.000 años, porque existe alguna crónica que ya hablaba de ella. El único sistema seguro es introducir una barrena dentro del tronco que extrae una muestra, así se pueden ver los anillos", comenta Labajos.
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