¡A tus Adidas, mi comandante, ordene!
Reconozco que he tenido un momento entre casual y juventud rebelde y he puesto como fondo de escritorio (dos palmos por dos palmos y medio, pedazo pantalla) la foto en que Fidel Castro aparece luciendo su increíble aspecto para la edad que tiene (creo que aprovecharon la operación principal para hacerle unos arreglillos faciales: aunque se les fue la mano en el estiramiento hacia abajo y el retoque barbo-capilar). ¡Y embutido en un chándal de la marca Adidas con los colores de la patriótica enseña patria! El buen hombre aprovecha para enseñar a la cámara -o como un secuestrado por sí mismo que quiere demostrar que aún está vivo en el día de autos-, el ejemplar del suplemento de Granma del pasado domingo, que lleva el irremediable título "Absuelto por la Historia", redactado precipitadamente supongo que por alguien que temía que el viejito se quedara en la mesa de operaciones, realizó el elogio fúnebre correspondiente -de muy distinto tenor de los que ya se habían anticipado también en Miami-, lo mandó a compaginar y luego, dado el sesgo que tomaban los acontecimientos, tuvo que cambiar el texto; embriagado de gozo, supongo. A eso en periodismo le llamamos el material en la nevera. Las redacciones, aquí donde nos ven o intuyen, no sólo están llenas de cadáveres que escriben, también tenemos a los ilustres octa, nona y hasta centenarios congelados en suplementos repletos de loas dedicadas a sus longevas gestas y vidas. Y es del parecer generalizado del periodismo que cuando le haces eso a alguien, un elogio fúnebre previo, pues le alargas la vida al menos una década. O sea.
En Google he hallado 122.000 entradas y hay historias curiosas de disidentes pillados vistiendo chándales de dicha marca
De vez en cuando detengo la escritura, minimizo esta crónica mínima y le echo una ojeada a Fidel, que me mira fija y seriamente como si me dijera por qué coño llegaste a pensar que iba a durar menos que lo que duró Franco y lo que os está durando Fraga Iribarne. Y la verdad es que no se me ocurre ninguna razón, ni siquiera se me ocurrió antes: siempre supe que Revolución o Adidas iba a salir adelante.
Y aquí he de recurrir nuevamente al inefable horóscopo del mensual Vanity Fair, que a los que son leo como el comandante Chándal les predecía lo siguiente para este mes de agosto: "A menos que deseen que les dispares entre los ojos, tus seres queridos harán mejor en no decirte que te relajes. Con Marte y Saturno en leo, estás listo para hacer estallar la entera ciudad si alguien pretende aconsejarte. Un masaje te ayudaría, salvo que es probable que creas que la masajista ha sido enviada para aflojarte". El horóscopo sigue, pero prefiero no seguir.
En cambio, me ha entrado un gran interés por conocer en qué momento se cruzaron los destinos de Fidel y los de Adidas. En Google he hallado 122.000 entradas y aunque la mayoría simplemente relatan coincidencias de noticias en un medio de comunicación, hay unas cuantas historias curiosas de disidentes pillados vistiendo chándales de dicha marca. Por ejemplo, el escritor cubano -disidió en el 89: cuando iban a por él- Norberto Fuentes se escapó de Cuba en plan balsero con lo puesto, un chándal Adidas color azul. A Reynaldo César Chávez, fundador de una organización mexicana anticastrista, lo detuvieron en la isla a principios de este milenio y, al registrarle la bolsa, le sacaron de dentro sin ninguna delicadeza otra prenda Adidas de similar tenor. Es sin duda debido a todo ello que la mencionada firma desarrolló en 2000 su línea de "productos revolucionarios" dedicados -ay, Señor, todo coincide- al "Mantenimiento de la energía".
De todo lo anterior deduzco que debemos agradecer que otro Chávez, don Hugo el polifónico, por el cumpleaños del jefe no le haya regalado más complementos deportivos, sino cositas pertenecientes a la vajilla de Simón Bolívar, el libertador.
La verdad es que a veces no sabe una si se encuentra ante un acontecimiento histórico o repasando una lista de bodas.
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