"Las fronteras las ponemos nosotros"

El estudio de arquitectura de Marcià Codinachs (Barcelona, 1955) se halla en Barcelona y además posee una una oficina en Shanghai (China) con socios locales. En breve abrirá nuevas oficinas en Dubai, Marruecos y, probablemente, Vietnam. Ha trabajado durante años con Mercè Nadal, también arquitecta y su esposa, de la que recientemente se ha separado. "Ha sido una socia espléndida", afirma. "Del esfuerzo común ahora salen dos estudios independientes, los dos con una capacidad de trabajo muy fuerte".

Pregunta. ¿Cómo definiría su arquitectura?

Respuesta. Más que el estilo, lo importante para un arquitecto es en qué universo personal y profesional se siente cómodo. El mío es el trabajo en el ámbito internacional, en el que llevo 10 años. No ha sido fácil, requiere esfuerzo entender los parámetros en que se mueve la arquitectura internacional.

P. ¿Cuáles son esos parámetros?

R. Unos vienen del mundo económico, que está detrás del desarrollo de las ciudades. Otros, de la imagen arquitectónica, el producto final, que es mucho más importante que en Cataluña, donde la palabra imagen está demonizada. Se exige trabajar desde la estructura interna del proyecto. Es un punto de vista local y universitario.

P. Shanghai y Dubai parecen mundos muy distintos.

R. Ambas son ciudades donde el crecimiento es casi incontrolable y el esfuerzo por entender y dar cohesión a la ciudad recae en los que proyectan piezas individuales. En Dubai, cuando se propone un proyecto, la normativa siempre indica altura del edificio "ilimitada". Es un juego muy interesante, da responsabilidad sobre la imagen final de la ciudad porque haces una cosa que es visible desde todas partes.

P. ¿Cómo se consigue trabajar internacionalmente?

R. Muchos amigos me lo preguntan. Una de las maneras es la de las personas que saben moverse bien, como Jean Nouvel o Jacques Herzog, que construyen un edificio en cada sitio y se van. A mí me gusta conocer a fondo el sentido de cada ciudad en la que me meto, instalarme allí y participar del espectáculo. He ido haciendo amigos en todas partes, sobre todo en Asia, y me invitan a empezar a trabajar en distintos sitios.

P. ¿Hay barreras de entrada?

R. Instrumentales, como el idioma, que se superan con esfuerzo. No hay fronteras cerradas en ninguna parte. Las fronteras las ponemos nosotros.

P. ¿Es distinta la relación con el cliente?

R. En Barcelona estamos acostumbrados a un escaso intervencionismo de los promotores, sean públicos o privados. Fuera, el grado de intervencionismo es mayor. Es fundamental la relación amical con el cliente, que se consigue con tiempo y paciencia. La gran palabra para moverse por el mundo es paciencia.

P. ¿Se siente más libre trabajando fuera de España?

R. La libertad, en el fondo, es la misma. Claro que tanto en Shanghai como en Dubai el entorno técnico es más amplio y con más posibilidades, más versátil y hay más posibles soluciones, pero cuando lees "ilimitado" en referencia a la altura, la primera sensación es de miedo.

P. Usted es profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Barcelona, ¿cómo ve la formación de los arquitectos?

R. Nunca en la historia de la escuela ha habido arquitectos tan buenos ejerciendo la docencia, y a la vez unos responsables del centro y de la enseñanza del diseño de proyectos tan incapaces de entender lo mejor que puede ofrecer cada profesor. En otras épocas, los responsables estaban atentos a lo que ocurría en el mundo. Desde hace unos años es todo lo contrario. Confiamos que con el nuevo equipo rector las cosas cambiarán y la apertura hacia el exterior, actualmente demonizada, recibirá apoyo.

P. ¿Cómo se ve Barcelona desde el extranjero?

R. Es una de las ciudades más apreciadas en todo el mundo. Todas se miran en el espejo de lo que ha sido su evolución desde la democracia, pese a la diferencia de escala.

P. ¿Y sus arquitectos?

R. En cierto modo, un arquitecto de Barcelona, por el valor creativo que se le adjudica, tiene la puerta entreabierta para trabajar en el extrajero. Otra cosa es lo que hay que hacer para acabar de abrirla, que no es fácil. Un estudio de arquitectura de Estados Unidos también tiene entreabierta la puerta por su capacidad técnica, pero les cuesta por el lado de la creatividad.

P. ¿Cómo evalúa la situación actual de la arquitectura catalana?

R. La arquitectura que se hace en Cataluña es reconocida como una de las mejores arquitecturas locales actuales, y habría que hacer un esfuerzo para dotarla también de capacidad internacional. Existe una gran creatividad, pero la óptica es todavía un poco corta. Es en la Universidad donde se deben crear las condiciones básicas para una mentalidad más amplia.