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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El pulso de Batasuna

La autorización por auto del juez Garzón de la manifestación convocada y celebrada ayer en San Sebastián sin signos visibles de vinculación con Batasuna influyó probablemente en la muy alta participación. El dilema afecta también al motivo o lema de la movilización, que ha ido evolucionando según las circunstancias, de forma que permitiera interpretaciones (políticas y judiciales) diferentes. Es un síntoma adicional de que lo de menos era la motivación (autodeterminación, democracia para Euskadi, fin de la represión...), y lo de más, marcar puntos en el pulso por imponer su legalización de hecho, al margen de la Ley de Partidos.

El auto de Garzón se mueve entre dos límites: ni impunidad, ni interpretación extensiva de la ley, especialmente cuando afecta a derechos fundamentales. Sin desbordar esos límites, las resoluciones judiciales de los últimos años han venido ofreciendo respuestas diferentes a desafíos similares. En todos ellos Batasuna ha recurrido a convocantes anónimos, pero dejando su impronta mediante diversas estratagemas. Esta vez, Garzón ha autorizado la manifestación (con ciertas limitaciones sólo aplicables a posteriori) tras tomar una serie de iniciativas que provocaron la desconvocatoria de la inicialmente prevista y la desvinculación formal de la misma por parte de los dirigentes de Batasuna.

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Sin embargo, su impronta indirecta se mantuvo en la nueva convocatoria: aunque no la anunciaran sus dirigentes, los 50 ciudadanos que lo hicieron en un acto en plena calle recuperaron la consigna primitiva sobre la "palabra y la decisión de Euskal Herria", diferente según el auto a la planteada por el nuevo convocante, un particular otra vez, pero en cuyo currículo figura su condición de apoderado del PCTV (la formación para la que pidió el voto Batasuna en las autonómicas de 2005). El embrollo ha permitido a Garzón hacer una interpretación diferente a la que hizo días atrás. Viene a decir que no es lo mismo que los jefes de Batasuna hagan el gesto de desvincularse a que no lo hagan, y marca una serie de condiciones para que esa desvinculación no sea desmentida en la marcha misma.

Con iniciativas como ésta, Batasuna ha tenido mareados a los jueces (y hartos a los ciudadanos) durante 10 días, pero es posible que también ellos hayan acabado mareados y perdido el sentido de la realidad. Joseba Permach acusó ayer a los socialistas de "irresponsabilidad política" por no responder a sus emplazamientos para solucionar "el conflicto político y armado". En la convocatoria inicial de la manifestación, su compañero Pernando Barrena había considerado "extremadamente grave" que, pese a la tregua, se siga aplicando la Ley de Partidos y se mantengan los juicios contra el entorno de ETA y la "persecución contra la izquierda abertzale". El viernes, en un comunicado, advirtieron de que detenciones como la reciente en Vitoria de Zigor Bravo "entorpecen las vías de solución".

¿Cómo van a dejar los jueces de aplicar la Ley de Partidos a una formación ilegalizada por actuar "como complemento y legitimador" de ETA, si sus dirigentes consideran que no debe detenerse a alguien acusado de participar en el asesinato de un funcionario de prisiones o a los miembros de la trama de extorsión etarra?

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