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Reportaje:

Estados Unidos entra en un nuevo ciclo

La decisión de la Fed de mantener los tipos tras un crecimiento menor del previsto cambia la tendencia vigente desde 2004

Un aterrizaje suave. Ése es el difícil reto al que se enfrenta la Reserva Federal (Fed) ante la última fase de expansión económica, tras la crisis de 2001. El Banco Central estadounidense ha subido los tipos de interés de forma continuada hasta el 5,25%, techo en el que ha optado por darse un respiro tras 17 alzas de un cuarto de punto aprobadas desde junio de 2004. La economía más grande del mundo entra así en un nuevo ciclo. La pregunta es si este golpe de timón es la evidencia de que se ha ido demasiado lejos en la retirada de estímulos al crecimiento económico y se ha entrado en una fase de estanflación que puede acabar en una temida recesión.

Los analistas de los principales bancos de inversión piensan que una mayor desaceleración en el tercer trimestre es "improbable"

La decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) de pisar el freno en la subida de tipos de interés revela que el Banco Central está más preocupado en estos momentos por los datos que muestran una desaceleración de la economía, que por una posible alza de la inflación.

Conseguir un equilibrio entre ambos indicadores resulta complejo. La Fed no oculta su preocupación por el alza de precios que se observa en Estados Unidos, pero en su último comunicado sugiere que la expansión económica se desacelera más de lo que calculaban sus previsiones. El PIB creció durante el segundo trimestre un 2,5%, claramente por debajo de su nivel potencial (3%).

A pesar de ello, los analistas de los principales bancos de inversión piensan que una mayor desaceleración en el tercer trimestre es "improbable". Sin embargo, no ocultan que la economía del país se encuentra ahora en su punto más vulnerable desde la crisis de los años 2000 y 2001. El debilitamiento del consumo privado y la inversión empresarial amenazan al crecimiento, aunque el dato del segundo trimestre se considere una aberración en este sentido. La diferencia con la última crisis, explican los analistas, es que esta vez la tendencia está siendo más bien motivada por los consumidores.

Por esta razón, se considera que la ralentización en la economía se producirá de forma gradual, más prolongada y sin llegar a la recesión que en la última crisis. "Los consumidores tienden a mantener su nivel de vida antes de proceder a importantes cambios en sus hábitos de gasto", explica Han Hatzius, economista jefe en Goldman Sachs; "Las empresas, por el contrario, cortan gasto y luego hacen las preguntas".

Pendientes de la energía

Hatzius insiste en que en el clima actual, la recesión sólo es posible si se produce un choque externo. La energía es la principal candidata para asumir ese papel de mala. La factura energética de los hogares creció un 18,4% en el segundo trimestre de este año, lo que ha reducido el dinero disponible para otras compras.

En su primera intervención pública de importancia, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, descartó también cualquier riesgo de recesión. Es más, dijo que la economía de Estados Unidos avanza a paso firme y es más fuerte de lo que muchos predicen, aunque explicó que se encuentra en una fase de "transición hacia una tasa de crecimiento más sostenida" que el 5,3% visto en el arranque del año.

La previsión de la Fed es que el PIB crezca entre un 3,25% y un 3,5% este ejercicio, y modere su crecimiento entre un 3% y 3,25% durante el año 2007. Standard & Poor's rebaja esa cifra al 2,5% para el ejercicio 2007.

En este sentido, Paulson destacó que la tasa de desempleo lleve ocho meses consecutivos por debajo del 5%, lo que se considera pleno empleo, y que se hayan firmado más de 5,5 millones de nuevos contratos de trabajo desde agosto de 2003, fecha en la que el mercado laboral salió de la recesión tras la última crisis.

Pero el dato de julio, publicado días después de la comparecencia del secretario del Tesoro en la Universidad de Columbia (Nueva York), reveló una aceleración de dos décimas en la tasa de paro, hasta el 4,8%, tras crearse 113.000 empleos. Es otra muestra de que la economía crece por debajo de su potencial. La Fed espera que el paro se mantenga entre el 4,75% y el 5% durante los próximos 18 meses.

La tarea pendiente es la moderación de la inflación, el principal enemigo de Wall Street. El manual de la Fed tiene la contención de precios como primer objetivo.

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, reta al mercado para ganarse su respeto y cree que esta desaceleración en el crecimiento económico permitirá llevar la inflación subyacente -excluye energía y alimentos- a cifras en torno al 2,25% o 2,5% este año, y rebajarla un cuarto de punto más el próximo ejercicio. Una de las críticas que se lanzó contra su antecesor en el cargo, Alan Greenspan, fue que éste esperó demasiado tiempo para empezar a retirar los estímulos monetarios al crecimiento y que eso aportaría riesgos del lado de la inflación.

Dos años después, los precios siguen creciendo y están en el 2,6%. La Reserva Federal considera que una zona confortable para la estabilidad de precios sería situar este indicador entre el 1% y el 2%. Es decir, que en este momento los precios están seis décimas por encima del nivel máximo.

Hay tres áreas de la economía donde hay evidentes riesgos inflacionistas, indica Citigroup: el transporte aéreo (6%), la hostelería (4,5%) y el alquiler (3,5%). Las tres juntas aportaron siete décimas a la inflación subyacente durante el último año, lo que significaría que en ausencia de ellos el índice interanual estaría en el 1,9%, dentro de la horquilla de referencia de la Fed.

Los costes laborales también muestran una aceleración, del 4,2% durante el segundo trimestre, muy por encima de la inflación subyacente. Lo que llama la atención a los analistas es que la Fed no hiciera ninguna referencia a este punto en su comunicado del martes ni a la productividad, que cayó al 1,1% durante el segundo trimestre y sobre la que se basaba hasta ahora la fase expansiva.

Peligro de inflación

"Los indicadores de inflación son claramente adversos", insisten desde Goldman Sachs, cuyos expertos contaban el martes con otra subida, hasta el 5,5%. Bernanke asume el riesgo, a sabiendas de que los precios se le pueden desbocar en los próximos meses.

Pero después de todo, como señala Hatzius, "en el pasado la última subida de tipos se mostró innecesaria". Todas las opciones están abiertas, como indican los analistas. El 5,25% se considera un tipo que podría representar el final del ciclo. "Es cierto que puede haber una subida o dos más", apuntan en Wall Street, pero en este momento los datos sugieren que este nivel representa el último movimiento. Y si la teoría de Bernanke se plasma en la práctica y la inflación se desacelera con el crecimiento, se abrirá la puerta a los recortes en primavera y será muy probable que el tipo de interés baje al 4% para finales de 2007.

Son, en todo caso, hipótesis del mercado. El precio de la energía, el abultado déficit fiscal y por cuenta corriente de Estados Unidos, la debilidad del dólar y la evolución de la actividad y de los precios del mercado de la vivienda pueden obligar a la Fed a llevar los tipos más alto de lo que desearía, lo que trastocaría su estrategia. La Reserva Federal apuesta, en todo caso, por seguir en este momento un enfoque gradual de su política monetaria que evite la "sobredosis", y si se confirma su expectativa sobre inflación, el freno a la subida de los tipos puede ser definitivo.

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke comparece en el Senado.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke comparece en el Senado.REUTERS

El sufrimiento de la clase obrera

Henry Paulson hacía una inusual concesión en su primera intervención pública como responsable del Tesoro, al reconocer ante los estudiantes de la Universidad de Columbia (Nueva York) que la expansión de la economía de EE UU no está beneficiando a todos los ciudadanos. "Muchos están viendo fuertes incrementos en los pagos de las letras de sus casas. El aumento de los sueldos se los está comiendo la energía y el alza en el gasto en salud", aseguró.

El Economic Policy Institute (EPI) pone otro dato sobre la mesa para evidenciar las grandes disparidades que se dan en EE UU, mientras en el Capitolio los dirigentes políticos se enfrascan en un debate para subir el salario mínimo. Su presidente, Lawrence Mishel, explica que el sueldo de los consejeros delegados fue 821 veces superior a ese mínimo que cobran los trabajadores, que en este momento se fija en 5,15 dólares (unos cuatro euros) por hora. Si se toma como referencia el sueldo medio, el ratio es de 262 a 1, según la EPI.

Y la diferencia no para de crecer. Poniendo los datos de otra manera: un empleado medio en Estados Unidos debe trabajar todo un año para ganar lo que un consejero delegado se embolsa de media en un día, unos 42.000 dólares (32.650 euros). EPI calcula que el sueldo anual de un gran ejecutivo es de 11 millones de dólares (8,6 millones de euros). "Es la única clase de trabajadores que parece estar al margen de los problemas por los que atraviesa el resto de los empleados, que lucha por mantenerse a flote con unos sueldos congelados y con unas deudas que no paran de crecer", añade Mishel.

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