Del 'Taronget' al MIT
Tres alumnos de la Politécnica construyen vehículos ecológicos en la prestigiosa universidad estadounidense
Tres estudiantes valencianos concluyen hoy su participación en el Vehicle Design Summit, un encuentro para el desarrollo de vehículos ecológicos que comenzó hace dos meses en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT en sus siglas en inglés), una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos. Los tres chavales están vinculados a la Politécnica de Valencia y al Taronget, el bólido con el que la universidad participa en la carrera Shell Eco-Marathon, que se celebra en el circuito de Nogaro, Francia, y en cuya última edición, en mayo, recorrió 843 kilómetros utilizando un solo litro de diésel. Por eso los seleccionaron para el grupo de 70 alumnos -la mayoría estudiantes de Ingeniería mecánica y electrónica- de 21 países que participan en el encuentro.
Estados Unidos no destaca por su apuesta por el desarrollo sostenible. "En el MIT sí que hay realmente preocupación por las cuestiones ambientales", dice desde Boston Óscar Terrer, de 27 años. "Ahora, en cuanto a la gente de calle, aquí se siguen llevando sólo coches de gasolina. Es muy difícil, o imposible, encontrar un coche diésel, un utilitario. Las gasolineras sólo proveen gasolina y los coches, pues bueno, son enormes, casi todos 4X4. Tienen unos consumos realmente altos y la gente no sé si está concienciada, pero parece una cultura diferente".
Con el precio del petróleo disparado, por encima de los 75 dólares el barril, incluso alguien tan poco sospechoso de ecologista como el presidente George W. Bush hizo recientemente una llamada a favor del desarrollo de las energías alternativas, recuerdan los tres jóvenes valencianos. La respuesta del MIT no se hizo esperar. Organizó la Vehicle Design Summit para ensayar automóviles que se movieran con hidrógeno, energía solar, energía humana y biocombustible. Los vehículos debían ser construidos por los chavales desde cero; parecerse lo más parecido posible a los utilitarios convencionales y ser capaces de circular por las carreteras de Estados Unidos, con el objetivo de llamar la atención de los ciudadanos y de los grandes fabricantes, algunos de los cuales han suministrado los materiales utilizados en el encuentro del MIT.
"El coche que hemos diseñado nosotros utiliza aceite de cocina", explica Terrer, que ha compartido equipo con su compañero de la Politécnica Jairo Gaviria. "Aquí, en Estados Unidos, el aceite de oliva no se usa mucho, así que utilizamos aceite de maíz, aunque puede servir cualquiera. De hecho, la idea, con más tiempo y más dedicación, era haberlo preparado para que consumiera aceite usado. Así que si le falta combustible te paras en un McDonalds, pides un poco de aceite de la freidora, lo metes en el coche y a correr. Pero eso requiere unos filtros y unos procesos un poco complicados, y decidimos usar aceite recién comprado. Del supermercado directamente al depósito. Y eso es lo que hemos conseguido que funcione".
El tercer valenciano, Carlos González, de 22 años, uno de los pocos ingenieros químicos del encuentro, ha participado en la construcción de un vehículo de células de hidrógeno.
Los chavales dedicaron las primeras semanas a conocerse, formar los grupos y a hacer presentaciones ante los profesores y el resto de alumnos de cuál iba a ser su proyecto. Una vez elegido el tipo de combustible, se trataba de hacer bocetos. "Dibujos a mano alzada de la forma del coche, porque hemos partido totalmente desde el principio. La forma es completamente nueva y, dentro de la forma, el diseño mecánico es totalmente original".
Los estudiantes han utilizado tecnología que ya existía. Pero han tratado de aportar innovación. Por ejemplo, el vehículo que se mueve con energía humana (un sistema de pedaleo parecido al de la bicicleta) y un pequeño motor, ya estaba inventado. "Pero a nadie se le había ocurrido mezclar una bicicleta con un motor eléctrico que funcionase con células solares". Pasar el verano en Boston no ha sido exactamente irse de vacaciones, dice Terrer. "Hemos trabajado duro pero al mismo tiempo ha sido muy enriquecedor. Y trabajar en el MIT para alguien que ha estudiado en una universidad en Valencia... la verdad es que es alucinante. Los medios que tienen aquí son algo que nunca había visto y que no sé si volveré a ver".
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