Sobre el peligro de Hezbolá
Quisiera responder al artículo de Carlos Mendo, publicado en EL PAÍS el 10 de agosto, sobre el peligro de Hezbolá, que concluía con una frase de Netanyahu en la que decía que Irán y Siria odian a Israel porque representa los valores de Occidente en la zona, y no lo contrario: que odien a Occidente por causa de Israel.
Valga por delante mi respeto al columnista, al que admiro desde sus posturas de una derecha civilizada que tanta falta nos hace en este país, aunque no comparto su admiración incondicional por Estados Unidos.
No creo que Israel represente los valores de Occidente en esa zona. Al menos del Occidente europeo que yo conozco. Ningún país de ese Occidente, y puede que incluso los propios Estados Unidos, utilizaría esa política de mil ojos por cada ojo y de mil dientes por cada diente. Y si alguno lo hiciera, caerían sobre él todas las críticas mundiales.
Pero Israel ve perfectamente legítimo bombardear un lugar y matar allí a decenas de civiles inocentes, simplemente para perseguir a un supuesto miembro de Hezbolá que se supone que se esconde por ahí. Estados Unidos denomina a eso "derecho de Israel a defenderse", y Occidente mira para otro lado.
Por supuesto que Hezbolá es un peligro. Y más que lo va a seguir siendo mientras Israel continúe con esa política y Occidente se lo siga consintiendo. Lo único que provocará es más odios y, como consecuencia, más violencia contra Israel, y más apoyos a Hezbolá. Pero a los políticos israelíes les puede más el ansia de venganza, aunque luego se vuelva contra ellos.
Israel no representa los valores del Occidente europeo. Puede que quizá represente, y no del todo, los del norteamericano, que se resumen en "democracia, sí, pero sólo para nosotros o a nuestro servicio".
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