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Guerra en Oriente Próximo

Un rescate entre los muertos de Líbano

La aviación israelí ataca la población de Ghaziye, cercana a Sidón, y mata a 14 civiles

Ángeles Espinosa

En Ghaziye no hay sirenas que avisen de los bombardeos. Como en el resto de Líbano, sus habitantes sólo se enteran de la inminencia de un ataque israelí cuando oyen el rugir de los cazas sobre sus cabezas. Ayer ni eso. "Nos despertaron las bombas", declara Husein, frente a uno de los tres edificios destruidos. Tres vecinos y un niño de año y medio están aún bajo los escombros. "¡Sacadme de aquí!", ha implorado Sahar Zabel desde su móvil. No sabe si sus hermanas y el bebé siguen con vida. Pero Ghaziye, a 12 kilómetros al sur de Sidón, de 20.000 habitantes y 10.000 refugiados, ya tiene 14 mártires. En el resto de Líbano, los bombardeos y combates israelíes mataron a otra veintena de personas.

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"Eran todos civiles", repiten una y otra vez los habitantes sea cual sea la pregunta. La población de Ghaziye está en estado de choque. Tres ataques seguidos entre las siete y cuarto y las ocho de la mañana han cambiado su historia para siempre. El primero alcanzó un par de tiendas en la plaza central de la ciudad. Entre los cascotes asoma la loza partida y los bidones de plástico de una de ellas. La otra vendía utilería mecánica. No había nadie dentro, pero dos viandantes y otro hombre que tomaba café en un local cercano perecieron en el acto. Varias viviendas de la plaza tienen las fachadas dañadas.

Cuando los vecinos aún no se habían repuesto del susto, un segundo proyectil impactó en el domicilio de los Badrán, en una callejuela, a apenas 300 metros del primero. "El padre había salido a trabajar y sólo quedaban en la casa las mujeres y los niños", cuenta el anciano propietario del colmado de la esquina. "Díganles que paren la guerra", suplica con ojos llorosos. Un joven añade que han sacado a una de las niñas, pero la mujer, otros cinco críos y algún familiar más, aún están bajo los escombros. La pala municipal no cabe por el estrecho y empinado acceso a la casa, así que los operarios se han trasladado al tercer edificio bombardeado.

"Una joven de 20 años, Sahar Zabel, ha telefoneado tres veces a su primo desde el teléfono móvil, así que sabemos que está con vida", explica Husein Bitar, un voluntario de la Cruz Roja libanesa. "No sabe si sus dos hermanas y el niño están vivos porque se hallaban en otra habitación", añade. Bitar aún tendrá que esperar hasta las seis de la tarde para verla salir con vida y trasladarla al hospital. Pero una de las hermanas no ha tenido tanta suerte. Ha quedado aplastada entre los dos pisos del edificio. Al caer la noche, los equipos de rescate darán por muertos a la más pequeña y al bebé.

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Medio pueblo sigue las tareas de rescate con la respiración contenida. No sólo los Zabel eran gente conocida, sino que como gran parte de la ciudad, habían alojado en el segundo piso de su casa a una familia que llegó huyendo de los bombardeos desde Mansuri, a 12 kilómetros al sur de Tiro. Sus cinco miembros han sido hospitalizados.

"No tenemos escapatoria. Vivimos en constante peligro", apunta Husein, un vecino de los Zabel, entre resignado e impotente. Es la segunda vez que los israelíes atacan Ghaziye. Hace dos semanas, su aviación destruyó el centro comercial Saleh, un edificio de cinco pisos donde había sobre todo tiendas de electrónica, y dos puentes. Nadie se lo explica.

"Estoy seguro de que nadie ha lanzado cohetes desde aquí", dice el alcalde, Mohamed Samih Ghaddar. "Como no pueden vencer a Hezbolá, lo pagan con los civiles", interpreta este hombre cercano a Amal, el partido político que rivaliza con Hezbolá por el voto de los chiíes. El regidor se muestra convencido de que "esta nueva matanza no va a ser la última". "Queremos paz, una paz justa que exija que los israelíes se vayan de nuestro territorio, que nos devuelvan nuestra tierra y que entreguen a los prisioneros libaneses. Entonces, todos estaremos en contra de que haya un grupo armado que no sea el Ejército libanés", asegura.

A diferencia de lo ocurrido en algunos pueblos del sur, en Ghaziye no hubo ningún aviso. "En el monte, de camino a Nabatiye, un avión lanzó algunas octavillas, pero aun así, ¿a dónde vamos a ir? No hay un lugar que sea más seguro que otro", manifiesta el alcalde. Aymat, un joven que utiliza muletas para andar, se hizo con uno de esos pasquines hace tres días. "Pensé que eran mentiras", recuerda. Las víctimas del triple ataque de ayer tal vez lamenten no haberlas tomado en serio. "Abandonen el lugar inmediatamente y diríjanse al norte", instaban en contra de las leyes internacionales.

"Nos están empujando hacia el extremismo; todos tenemos miedo de convertirnos en extremistas", declara por su parte el doctor Maher Hamze, en el hospital Al Rai, adonde han trasladado a los heridos, entre ellos una mujer con quemaduras de segundo grado en el 70% del cuerpo. "Es una injusticia", afirma este médico. "Sólo hace falta mirar con los dos ojos para ver que lo que es nuestro es nuestro, y lo que es suyo es suyo. Pero que el mundo entero esté contra nosotros y apoye a Israel resulta raro", añade, reflejando la sensación de abandono que comparten muchos libaneses.

Los 15 muertos israelíes causados el día anterior por los cohetes de Hezbolá fueron portada ayer en los periódicos de medio mundo. En Ghaziye, sólo una televisión local y dos periodistas extranjeras se interesaban por su desgracia. Los reporteros destacados en la vecina ciudad de Tiro habían quedado aislados de madrugada cuando la aviación israelí bombardeó el paso provisional que cruzaba el río Litani desde la destrucción de los puentes. Beirut, a 45 minutos en coche en tiempos de paz, queda ahora demasiado lejos. Al final del día, los 14 muertos de Ghaziye apenas fueron un par de líneas en el informe de la policía libanesa.

Además de las 14 víctimas de Ghaziye, anoche una veintena de personas murió en los bombardeos contra un suburbio del sur de Beirut, y al menos otras 10 fallecieron en un ataque contra la ciudad de Shibaj, al sur del país, según informó la televisión local LBC.

Un civil libanés pide ayuda sobre los escombros de un edificio bombardeado anoche por Israel en un barrio del sur de Beirut.
Un civil libanés pide ayuda sobre los escombros de un edificio bombardeado anoche por Israel en un barrio del sur de Beirut.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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