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Reportaje:

Arte clausurado desde 2002

La Academia de San Fernando lleva casi cuatro años con 22 salas cerradas por falta de vigilantes

Elisa Silió

La falta de una treintena de vigilantes ha impedido que en los últimos 44 meses -desde el día siguiente de su inauguración oficial- el público pueda contemplar la colección de pintura española contemporánea del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Y eso que el Ministerio de Cultura había invertido 3,6 millones de euros en la ampliación del edificio del museo, que funciona en régimen de fundación privada. El cierre temporal por reforma del Museo Cerralbo va a permitir la apertura temporal -durante un año, a partir del próximo otoño- de las 22 salas, mientras la academia negocia con el Gobierno central la contratación de seguridad privada.

El 14 de noviembre de 2002, un día después de ser inaugurada a bombo y platillo por los Reyes, la tercera planta del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (calle de Alcalá, 13) cerró sus puertas. Y hasta hoy. "Muchísima gente ilusionadísima de ver en los periódicos la apertura vino y se encontró con una nota que decía que por falta de vigilantes estaría eventualmente cerrado. Pero, claro, tres años después no puede seguir diciéndose lo mismo. Tenemos carpetas llenas de protestas", cuenta Mercedes González de Amezua, conservadora del museo, indignada y a su vez resignada. Al menos un parche permitirá abrir en otoño las 22 salas, gracias a la restauración durante un año del Museo Cerralbo (Ventura Rodríguez, 17), que ha cedido su personal de forma eventual.

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Pero los vigilantes no servirán para mostrar toda la colección de pintura contemporánea española que no se ha podido ver durante más de tres años y medio, porque hay que dejar espacio a una ambiciosa exposición, que se abrirá al público a mediados de octubre, sobre la labor de los académicos de las últimas décadas en todas las disciplinas.

"El problema es que ha habido dos administraciones. Con el PP estábamos a punto de llegar un acuerdo, pero llegaron las elecciones de 2004 y vuelta a empezar. Cambiaron los interlocutores y han tenido que entender lo que pasa", se lamentaba hace unos días Ramón González de Amezua y Noriega, director de la academia. "La intención es tener una reunión este mes con representantes de los Ministerios de Cultura y Economía [que es quien paga el personal] y el Ayuntamiento de Madrid, a quien hemos pedido su mediación", proseguía el director, esperanzado con conseguir una plantilla permanente para una planta dedicada a pintura española contemporánea, Picasso y Juan Gris incluidos. Fuentes del Ayuntamiento afirmaron ayer que no hay ningún acuerdo cerrado.

El acuerdo con el Museo Cerralbo no sólo permitirá dar una vuelta por la pinacoteca de la tercera planta, sino que ha posibilitado en julio reabrir 17 recintos de los otros dos pisos del Bellas Artes -el cuarto está ocupado por las oficinas y talleres-, que sólo se podían recorrer a ratos por falta de ordenanzas desde 2002. "Era igual que una lotería. A ver, ¿qué hay hoy abierto? Como si alguien va a un concierto y en el descanso le dicen que se tiene que ir", pone de ejemplo la conservadora.

"La solución más barata será contratar a una empresa de seguridad privada. Ya tenemos alguno. Así, en caso de que un vigilante se ponga enfermo, la compañía lo relevará. La plantilla, si no, estaría sobredimensionada", razona el director. En el citado encuentro se concretarán también las horas que se abrirán las salas de la tercera, que no serán tantas como en horario del museo (de nueve de la mañana a siete de la tarde, de martes a viernes, y de nueve de la mañana a dos de la tarde, los sábado, domingo, lunes y festivos).

"El problema no arranca de ahora. Como le ocurre a otros museos, hay personal que se va jubilando y no se reemplaza, y nosotros, además, hemos aumentado el número de salas", explica el director. El cierre del decano de los museos -creado hace 254 años, en tiempos de Fernando VI- resulta sorprendente, pues se produjo tras recuperar el edificio dos enormes plantas usadas por Hacienda en los años setenta tras una rehabilitación del edificio. Rodrigo Rato, por entonces ministro de Hacienda, y Álvarez-Cascos, al frente de Obras Públicas, recibieron por la devolución la Medalla de Honor de Bellas Artes de 2000.

Pero la historia se torció cuando el dinero para personal no llegó. Tras el cierre, Obras Públicas -que tramitaba la petición de vigilantes- argumentó que sólo le habían sido solicitados tres celadores -actualmente se piden 30-, y Cultura, por su parte, sostuvo que el que la academia tuviese una estructura de fundación privada dificultaba la solución.

Cultura aportó 3,6 millones de euros para la reforma arquitectónica. Con la ampliación, el palacio, obra de José de Churriguera, ganó la quinta parte de su superficie, 5.000 metros cuadrados (1.400 en la tercera planta). Además, se restauró la fachada, con el rescate de piezas originales de su arquitectura y ornamentación neoclásica.

Con estas 22 estancias -que se sumaban a las 36 ya existentes- se quiso sacar a la luz parte de los 1.400 cuadros de los que es dueña la academia, que atesora también 600 esculturas -como un lacoonte traído a España por el aposentador real Diego Velázquez en 1654-, además de 15.000 dibujos originales, una excelente colección de artes decorativas y 17.000 planchas de grabados, parte de Goya. "La academia es contraria al secretismo. Al revés, nos llena de ilusión que venga público", dice la conservadora. "No puede ser", lamenta, "que llame gente preguntando: 'Oiga, ¿la academia se puede visitar?' Hay taquilla y horario amplio. Los japoneses lo saben, y vienen en bloque a ver los goya".

Una de las salas clausuradas de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, el día de su inauguración en noviembre de 2002.
Una de las salas clausuradas de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, el día de su inauguración en noviembre de 2002.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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