Israel anuncia la destrucción de dos tercios del arsenal de la milicia chií

Después de haber disparado contra Israel en estos días más de 1.600 cohetes, fuentes militares israelíes aseguraron ayer que otros dos tercios del arsenal de Hezbolá de misiles de 200 kilómetros de alcance -los que más teme Israel- han quedado destruidos en la operación que realiza el Ejército en el sur de Líbano. Se trata de los misiles Zelzal-2, de fabricación iraní, que el Gobierno de Teherán ofrece a sus principales aliados en Líbano, que también son de confesión islámica chií. Estos misiles son capaces de transportar cabezas de carga biológica y química.

Militares y políticos del Estado hebreo no dejan de sorprenderse por el desarrollo de esta guerra, la única librada por Israel contra una milicia que, sin embargo, ha colocado en dificultades al Ejército que en seis días de 1967 fue capaz de vencer a los Ejércitos de Egipto, Siria y Jordania. Además, hasta ahora, las guerras libradas por Israel no han sido en su suelo sino en el de sus vecinos árabes, y soporta a duras penas la lluvia de cohetes con que la guerrilla le castiga a diario.

"No es una lucha por territorio. Todos sabemos que lo que el otro lado pretende es exterminarnos", afirma Shlomo Avineri, un ex director de Ministerio de Asuntos Exteriores. "Hezbolá parece un enemigo inteligente. Aprenden más rápido que los palestinos y tienen mejor armamento", aseguró el teniente coronel Tzachi Zegev a la agencia Reuters. "Llevará algún tiempo ganar la guerra, pero estoy seguro de que lo conseguiremos porque somos más fuertes", añadió este militar.

Un portavoz del Ejército desmintió ayer las informaciones sobre que Hezbolá había alcanzado la ciudad de Kiryat Shmona, durante las primeras horas de la mañana en que supuestamente estaba en vigor la tregua temporal anunciada el domingo por el Gobierno israelí, que ayer rompió su compromiso y volvió a atacar el sur de Líbano.