Un directivo duro de pelar que batalló en todos los frentes
Pizarro se ha ganado el agradecimiento de los accionistas
Es muy probable que si E.ON acaba haciéndose con el control de Endesa, Manuel Pizarro (1951) tenga que abandonar la presidencia que ahora ocupa; pero él está seguro de salir con la cabeza muy alta y con el aplauso unánime de unos accionistas que han recibido unos sabrosos dividendos antes de irse de vacaciones de verano. El mensaje que envió en la última junta general de accionistas fue precisamente que su lucha estaba centrada, principalmente, en salvaguardar al inversor. Centró gran parte de su defensa ante los ataques de Gas Natural en aumentar la remuneración del accionista (¿por qué no se hizo antes?) y la estrategia, al margen de las batallas que se libraban en otros terrenos, ha salido redonda.
Pizarro, que sustituyó en la presidencia de Endesa a Rodolfo Martín Villa en mayo de 2002, responde al canon de aragonés (de Teruel) terco y duro de pelar. Convencido de que en este asunto le asiste la razón, ha batallado en todos los frentes sin aparentemente perder la calma. Con su verbo fácil e incisivo, ha armado siempre un discurso en el que recurre a artículos, con capítulo y apartados, y a latinajos y si es necesario hasta blande la Constitución Española.
Pizarro se hizo abogado del Estado y, como tal, trabajó para la Administración durante la expropiación de Rumasa. Posteriormente, se convirtió en agente de cambio y Bolsa, desde asistió al boom bursátil y se hizo un importante ramillete de amigos, que se convirtió en un verdadero semillero de presidentes de empresas privatizadas. El PP recurrió a él, y a él se atribuyen las recomendaciones de Francisco González para presidir Argentaria (ahora BBVA); de César Alierta para presidir Tabacalera (ahora Altadis) y de Jaime Caruana para gobernador del Banco de España. Él prefirió quedarse en la presidencia de Ibercaja, la caja de ahorros de su tierra, y por la que accedió a la vicepresidencia de Endesa antes de pasar a presidirla.
Aunque ha intentando mantener la compostura entre unos (Gobierno) y otros (PP) y ha procurado no pasarse en las declaraciones, no es precisamente un hombre que apasione al Gobierno, aunque sus paisanos de Aragón le apoyaron unánimemente en la OPA. Demandó al diputado socialista Alberto Zaragoza por acusarle de haber financiado al PP y hace un mes ganó la sentencia.
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