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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Tacto mejorable

El Caliber es un familiar de estética atrevida que combina un diseño acorde con los gustos norteamericanos y una mecánica europea. Exteriormente tiene el aspecto y la altura de un todoterreno ligero, y la posición de conducción también recuerda a estos coches: el asiento va más alto de lo normal, aunque con el volante perpendicular al suelo, como en los turismos, y lleva la palanca del cambio en la consola central, muy a mano. Sin embargo, mantiene detalles superados en Europa, como unos plásticos de calidad discreta, un volante regulable sólo en altura, o el mando del ordenador de viaje, que va dentro del cuadro de instrumentos y obliga a pasar la mano entre el volante para cambiar la información. Y tiene también un pedal de embrague duro que exige más esfuerzo, sobre todo en ciudad.

Motor turbodiésel de VW

La versión turbodiésel del Caliber monta el moderno motor 2.0 TDi de VW que utilizan también los Golf, Audi A3... Rinde 140 CV, va acoplado a un cambio manual de seis velocidades y es uno de los puntos fuertes del nuevo Dodge, porque tiene un tacto suave, no vibra nada y mueve bien el peso, tanto en ciudad como en carretera. Así, empuja bien desde 1.700 vueltas, tiene fuerza a medio régimen y supera con alegría las 4.000. Y con la ayuda de unas marchas muy bien escalonadas responde con brío al acelerador, tanto en los cruces de calles en ciudad como en las subidas prolongadas y los adelantamientos.

A pesar de tener una aerodinámica muy mejorable (CX: 0,37) mantiene con soltura los ritmos de crucero en carretera y sorprende con unos consumos muy ajustados para su tamaño y volumen: gasta poco más de seis litros en conducción tranquila y cuesta llegar a ocho cuando se estiran más las marchas e incluso en ciudad.

Ágil en zonas viradas

La imagen pesada del Caliber no impide que sea un coche fácil de conducir y que se mueve con agilidad en trazados estrechos y virados. En carreteras amplias y autopista tiene aplomo y es también cómodo y agradable. Y, aunque presenta algunos rumores de rodadura, no resulta demasiado ruidoso.

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En contrapartida, la estabilidad no está tan lograda como en sus rivales europeos: es más alto de lo normal y tiene un centro de gravedad más elevado que aumenta las inercias en las curvas. Pero tampoco balancea en exceso y obedece con bastante fidelidad a las órdenes del volante mostrando siempre una estabilidad correcta y unas reacciones nobles a las que contribuye el ESP, de serie en todas las versiones diésel.

El nuevo Dodge presenta también algunas carencias reseñables. Así, transmite las irregularidades al volante cuando se acelera en pisos bacheados y el embrague es duro y penaliza la calidad de conducción, sobre todo en tráfico urbano. Por lo demás, los frenos, con ABS, paran bien sin desequilibrios y es un coche seguro.

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