Complejidad y sutileza

Fue Pepe Rodríguez el primero que se aventuró en Galicia por las inexploradas tierras de la maceración carbónica. Su blanco Neve impresionó en Primer, la muestra que se celebra todos los años en Madrid durante la primera quincena de diciembre para presentar los vinos de la última cosecha. En un mar de tintos, aquel blanco dio la nota. Desde entonces no han parado de surgir blancos macerados con nieve carbónica, lo que permite una mayor obtención de aromas.

El último, este Maior de Mendoza, donde la magistral uva albariño adquiere una peculiar intensidad expresiva, sin caer en la insufrible banalidad. En efecto, la impresión olfativa nos retrotrae a las fases fermentativas del vino, con la entrañable embriaguez aromática de la fruta carnosa impregnada de recuerdos de levaduras. Pero, tras el primer impacto, se perciben notas de flor blanca, hierbas aromáticas y heno recién formado. Y un singular atisbo balsámico y marino. Hay una complejidad y sutileza mayor de la que puede suponerse a este tipo de elaboración. Lo que confirma una boca fresca, ligera, sabrosa y persistente.