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Reportaje:

A patadas con la diferencia

Insultos, empujones, lanzamiento de objetos, manotazos, patadas... Muchos homosexuales sufren a diario agresiones de grupos de ciudadanos que, según expertos en educación y antropología, no han asumido como algo normal las relaciones entre personas del mismo sexo, cuya igualdad legal es un hecho desde hace un año. "Hay una parte de la sociedad, que suele ser el sector joven, urbano y con un nivel alto de estudios, que sí que ha asumido la homosexualidad. Fuera de este segmento, la tolerancia es baja", asegura el profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid Fernando Villaamil. Y, además, la tolerancia no parece haber calado en buena parte de los jóvenes. Un estudio realizado en la Comunidad de Madrid revela que uno de cada tres adolescentes considera normal tratar con desprecio a los homosexuales.

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El sábado pasado, Luis, un hombre de 30 años, fue pateado en una piscina pública madrileña por un grupo de jóvenes. El motivo: se dio un beso en público con otro hombre. Como consecuencia de los golpes sufre varias fracturas en la cara. Durante la agresión, como sucede en muchos de estos casos, nadie intervino para socorrer a la víctima. En este caso, de momento, tampoco ha habido detenidos. Este incidente es simplemente la cara visible de las vejaciones continuas que sufren gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, según denuncian algunas de las agrupaciones que los defienden. Los agresores actúan casi siempre en grupo.

Aunque España es hoy uno de los países más avanzados en el reconocimiento de los derechos de los homosexuales, la aprobación de la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo choca a veces con la tolerancia en la calle. "Los gays han hecho visibles sus relaciones y eso molesta a un sector de la sociedad que no está dispuesta a aceptar que todos tenemos los mismos derechos. Toda acción de progreso incluye la reacción hostil de quienes ven peligrar sus antiguos privilegios", denuncia José Ignacio Pichardo, investigador de la sección de Antropología de la Universidad Autónoma de Madrid y coautor de un estudio sobre la homofobia en la edad adolescente. La mayoría de estas agresiones no se materializan posteriormente en una denuncia en comisaría porque muchas de las víctimas no han reconocido la homosexualidad en su entorno. "Entrar en un proceso judicial obligaría a muchos a contar a su gente su condición sexual", explica Pedro Zerolo, responsable de Movimientos Sociales del PSOE.

Algunas personas que en los últimos meses han sufrido agresiones por ser homosexuales o transexuales han relatado a este periódico cómo se produjeron.

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