España negocia con Malta para desembarcar a los inmigrantes y con Libia para repatriarlos
La Valeta insiste en que Madrid debe hacerse cargo de los náufragos del 'Francisco y Catalina'
El Ministerio de Asuntos Exteriores negocia con los Gobiernos de Malta y Libia el desembarco y la repatriación de los 51 inmigrantes sin papeles que el viernes pasado fueron rescatados por el pesquero español Francisco y Catalina, a bordo del cual permanecen desde entonces hacinados a 14 millas del puerto de La Valeta. Las embajadas españolas en ambos países intentan convencer a Malta de que permita el desembarco de los náufragos, y a Libia de que acepte seguidamente su repatriación. Mientras los Gobiernos discuten, la situación a bordo del buque "pone los pelos de punta", según los armadores de Almería.
Las negociaciones fueron confirmadas ayer por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León. Según explicó, tienen por objeto "asegurar la vida y las condiciones mínimas de humanidad" de los 51 inmigrantes y, además, "aplicar las convenciones internacionales y dar un cobijo seguro a esas personas antes de proceder a su identificación y, eventualmente, a su repatriación".
Un inspector del Cuerpo Nacional de Policía, acompañado de un intérprete, voló ayer a Malta y se trasladó al barco, con el fin de averiguar la nacionalidad de los sin papeles. Ello facilitaría su desembarco en La Valeta y su posterior repatriación, según manifestó un portavoz de Asuntos Exteriores.
Pero la solución puede no ser tan sencilla si se confirma que los policías han averiguado que 45 de los náufragos proceden de Eritrea y que huyen del conflicto bélico que asuela su país. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha anunciado que, en ese caso, Malta tendría la obligación de acogerlos y de tramitar las solicitudes de asilo que presentasen, tal como estipula la Convención de Ginebra.
Desde que comenzó este drama, el Gobierno de La Valeta ha tratado de despejar la posibilidad de verse forzado a admitir las posibles peticiones de asilo. La embajadora española en Malta, Marta Vilardel, reveló ayer que "desde el principio, las autoridades de este país han tratado de que fuese España quien acogiese a los inmigrantes". Argumentan que los náufragos fueron rescatados por un buque de bandera española y a cien millas al sur de sus costas, en una zona cuya responsabilidad de salvamento corresponde a Libia. Vilardel afirmó que, a pesar de las negociaciones en curso, los malteses siguen "firmes" en su negativa a permitir el desembarco de los inmigrantes.
Una barcaza semihundida
El Francisco y Catalina es un palangrero de 25 metros de eslora, longitud similar a la de los grandes cayucos que llegan a Canarias. Tiene base en Carboneras (Almería) y su tripulación está formada por diez hombres. A la una de la tarde del viernes pasado faenaba en su caladero principal, 100 millas al sur del archipiélago de Malta, cuando avistó una barcaza semihundida desde la que un grupo de personas intentaba llamar su atención. El barco cambió de ruta para dirigirse hacia ella, mientras pedía auxilio, en vano, por los canales de socorro.
A las seis de la tarde, ante el temor de que la noche se echara encima y la barcaza se hundiera, el capitán ordenó subir a los náufragos a bordo y se dirigió hacia Malta. No podía imaginar que las autoridades del archipiélago se negarían a aceptar el desembarco de los inmigrantes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.