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La voluntad en deuda (y 2)

Eduardo Madina

He leído con atención el artículo del señor Igor Irigoyen del pasado día 4 en contestación al mío del 26 de junio. Espero que el director de Cooperación al Desarrollo del Gobierno vasco comprenda que yo también conteste. Debo señalar que me resulta curioso que cuando algún socialista afirma que Ezker Batua ha tardado cinco años en enviar al Parlamento vasco una ley vasca de Cooperación al Desarrollo, dato absolutamente evidente, el señor Irigoyen vea "una crítica destructiva del PSOE a la gestión de la izquierda". Me pregunto dónde estará la crítica destructiva y si el señor Irigoyen creerá que la izquierda de este país es él sólo y su partido.

Pero, en cualquier caso, resulta también curioso que discrepar de la política del Gobierno vasco sea, para el señor Irigoyen, hablar mal de las instituciones vascas. ¿Será que discrepar de su práctica política es desprestigiar al Parlamento vasco?, o ¿será que el señor Irigoyen se escuda en la defensa de la dignidad de las instituciones vascas para no responder ante la crítica? ¿Se puede criticar que, después de cinco años en el Gobierno vasco, Ezker Batua todavía no haya conseguido una ley de cooperación al desarrollo? Señor Irigoyen, estamos, simplemente, discrepando de su política y, con tan sólo tres leyes en lo que va de legislatura, criticamos la escasa capacidad del Gobierno vasco para la regulación legislativa. Nada más. Y nada menos.

EB lleva cinco años en el Gobierno y es normal que se eche de menos una ley vasca de Cooperación al Desarrollo

Con todo, destaca de su artículo que, en vez de explicar las razones de la tardanza, se dedique usted a atacar la política de cooperación española, calificándola de "pseudo cooperación" por la existencia en la misma de créditos FAD. Quisiera recordarle de nuevo que éstos están ya bajo mandato legislativo de reforma del Congreso de los Diputados gracias a un acuerdo inicial entre IU y PSOE y que, más allá de eso, tan sólo representan el 9,8% del total de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) bilateral de España. Si todo su argumento son los créditos FAD, está usted de acuerdo con el 90% de la cooperación española. No crea que es mal porcentaje, señor Irigoyen; lo firmaba yo ahora mismo para la cooperación vasca.

De cualquier manera, sabe de sobra que los incrementos de los últimos dos años en los recursos para la cooperación se han centrado en la ayuda no reembolsable y que su grupo político, Izquierda Unida, ha apoyado los mismos en las dos últimas tramitaciones de Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2005 y 2006. Es curioso que en su artículo haya olvidado estos datos. Tan curioso como que haya comparado la cooperación reembolsable del Estado con la de la Comunidad Autónoma Vasca. ¿Conoce usted, señor Irigoyen, alguna comunidad autónoma en España que firme créditos de ayuda con otros estados del mundo? ¿Conoce alguna región de algún Estado del mundo que firme acuerdos bilaterales de concesión de créditos con terceros estados? No sé cómo lo verá usted pero, hasta la fecha, no existe jurisprudencia de derecho internacional que le permita a Euskadi la firma acuerdos bilaterales de concesión de créditos con ningún Estado. Es normal, por tanto, que el Gobierno vasco no conceda créditos de desarrollo a terceros, tan normal como el resto de las cooperaciones descentralizadas del mundo. En eso, ni somos diferentes ni somos especiales, señor Irigoyen.

Por otro lado, debo señalar mi sorpresa ante su ataque a la cooperación española con África y con el Sahara Occidental porque ésta es, sin duda, una de las prioridades geográficas en las que el Gobierno socialista más esfuerzos está realizando. Le invito a repasar los Planes Anuales de 2005 y 2006. Simplemente, fíjese en los indicadores de recursos destinados a África y compruebe cómo se han multiplicado por tres en tan sólo dos años, con el apoyo, por cierto, de Izquierda unida, su grupo político en el Congreso de los Diputados.

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En cuanto al Sahara, y ya por último, le recuerdo que España es el primer donante del mundo en esa zona; es decir, el Estado que más recursos destina de todo el planeta. Como es de cooperación de lo que hablamos, es curioso que obvie en su artículo que, en los últimos dos años, el Gobierno central ha multiplicado por cuatro la ayuda al Sahara y ha dispuesto un dispositivo de presencia permanente en la zona de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). Comprenda que me cueste identificar el olvido del pueblo saharaui del que hablaba, señor Irigoyen.

Asimismo convendría recordar que en la última gran crisis humanitaria del Sahara occidental, las inundaciones del mes de marzo de este mismo año, el Gobierno central fue el primero del mundo que se presentó en la zona, disponiendo cinco aviones de ayuda humanitaria y de emergencia -uno cada dos días-. De la misma manera, la cooperación española ha sido la primera y la única del mundo que se ha adelantado para evitar la crisis de stock alimentario del mes de junio, con adelantos de aportaciones al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU situados por encima de países con economías más avanzadas que la nuestra, para prevenir así otra gran crisis humanitaria en la zona y, una vez más, miles de muertes.

Señor Irigoyen, sus ataques son tan infundados que, con todo mi respeto, me resultan curiosos. Y, en cualquier caso, ¿Cómo puede ser posible que alguien que dice ser la izquierda se moleste tanto con la discrepancia y el debate? Recuerde que su partido lleva cinco años en el Gobierno y que es normal que, entre otras cosas, se eche de menos una ley vasca de Cooperación al Desarrollo. No se asombre tanto porque alguien se lo recuerde.

Eduardo Madina es secretario de Estudios Políticos del Partido Socialista de Euskadi.

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