Un estudio recogerá los vestigios del frente en Euskadi
La Asociación Sancho de Beurko, dedicada al estudio de la Guerra Civil en Euskadi, lleva tres años llevando adelante un enorme proyecto de investigación histórica: el inventario de todas las líneas del frente vasco. El trabajo, que aún no tiene fecha prevista de finalización, supone visitar todos los lugares en los que se tiene constancia de la presencia de trincheras y búnkers, así como aquellos en los que se produjeron choques militares. "Estamos inventariando todo lo que queda de los frentes y complementando esa información con la que aparece recogida en los archivos militares", explica Asier Pérez de Eulate, uno de los dos investigadores responsables del trabajo.
Cruzando los datos recogidos sobre el terreno y aquéllos procedentes de la documentación militar, los promotores del proyecto están arrojando luz "a lo que pasó en cada lugar del frente". "El análisis de la estructura de las trincheras y de la munición que hallamos en los alrededores permite complementar la información existente", explica este experto.
Fuentes orales
Si bien algunos de los vestigios son relativamente conocidos y su localización no supone excesivos problemas, la ubicación de muchos de ellos sólo es conocida por unas pocas personas, generalmente los dueños de los terrenos en los que se ubican. Esas fuentes orales resultan imprescindibles para hallar, incluso, pequeños tesoros enterrados. "En Lujar (Güeñes), un baserritarra nos indicó el lugar exacto donde se encontraban, bajo tierra, dos antiguos búnkers", recuerda el miembro de la Asociación Santxo de Beurko, "gracias a esa información logramos desenterrarlos y fotografiarlos".
En el caso, relativamente frecuente, de que los restos no se encuentren en un buen estado de conservación, utilizan un programa informático para dibujarlos en tres dimensiones, algo que hacen también con el conjunto del terreno en el que se encuentran las líneas.
Algunos de los restos inventariados guardan historias dignas de un guión cinematográfico, como un túnel de unos dos metros de altura y 800 de profundidad excavado en el monte Kalamua, entre Eibar y Elgoibar. "Fue idea de unos milicianos asturianos", desvela Alberto San Pedro, el otro responsable de la investigación, "los nacionales habían tomado la cima y pensaron que la mejor forma de recuperarla era excavar la tierra hasta sus mismos pies y reventarla con explosivos. Finalmente, el Gobierno vasco abortó la operación".
El segundo objetivo de este trabajo es llamar la atención de las instituciones públicas para que colaboren en la conservación de "al menos una parte" de los vestigios. Ello podría contribuir incluso a atraer visitantes a esas zonas. "En algunos lugares de España ya se han realizado experiencias de este tipo", explica Pérez de Eulate, "limpian mil metros de trinchera, le ponen un poco de atrezzo de la época y se ha comprobado que a la gente le interesa".
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