Moscú reabre el debate sobre el uso de la energía atómica
La fuerte división que crea el uso de la energía nuclear entre los países del G 8 ha llevado a descafeinar, según fuentes próximas a las negociaciones previas, el contenido del capítulo nuclear en el documento sobre seguridad energética global. Con todo, la presidencia rusa no ha ocultado su satisfacción por la reintroducción del asunto.
La declaración "reconoce que los países miembros del G 8 defienden diferentes caminos para alcanzar la seguridad de la energía y los objetivos de protección del medio ambiente". Pero, al tiempo, advierte sobre "aquellos de nosotros que han tenido o están considerando planes en relación con el uso y el desarrollo de energía nuclear sana y segura y que creen que su desarrollo contribuirá a la seguridad energética global, reduciendo simultáneamente la polución del aire y permitirá hacer frente al desafío del cambio climático".
La posición de Alemania, apoyada por Italia, insistió durante una fase de la negociación del comunicado en que debía evitarse referencia alguna a la energía nuclear. Pero el presidente ruso, Valdímir Putin, con el apoyo del francés, Jacques Chirac, del primer ministro británico, Tony Blair, y del presidente norteamericano, George W. Bush, con respaldo de japoneses y canadienses, estimaron que apartar el tema nuclear del comunicado hubiera dañado la credibilidad del plan.
"Mejorar la viabilidad económica de la energía nuclear arrojará beneficios", dice el comunicado. "Reconocemos que la regulación independiente de las instalaciones nucleares es esencial para el desarrollo de una infraestructura que apoye una energía nuclear sana y segura", añade el texto.
Uno de los capítulos que han respaldado con entusiasmo los países miembros del G 8 en la propuesta rusa se refiere a la seguridad de la infraestructura energética.
Seguridad energética
"La seguridad de la infraestructura energética mundial está conectada y es mutuamente dependiente. Ningún país puede aislarse del peligro en otro país. Por tanto, nos comprometemos a garantizar la seguridad de la red energética mundial. Apoyamos un proceso internacional de coordinación para asesorar en materia de riesgos que afectan a las infraestructuras energéticas y a practicar una política más eficaz de compartir información y métodos para prevenir las vulnerabilidades", señala el comunicado final de la cumbre de San Petersburgo.
La presidencia rusa se compromete, según el acuerdo alcanzado, a elaborar un informe sobre las recomendaciones a poner en marcha, a finales del año 2006, sobre diferentes puntos de la protección a la infraestructura energética, entre los que destacan la "identificación de los riesgos potenciales a ataques terroristas".
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