Tres siglos unidos por un puente
Fomento desmonta el paso construido sobre el Guadalete para la primera línea de tren andaluza
El puente de la vía férrea más antigua de Andalucía tenía como destino un almacén de chatarra. Los operarios del Ministerio de Fomento iniciaron hace dos semanas el desguace de la estructura de hierro, que une las dos orillas del río Guadalete, sin considerar el valor de una pasarela que hace dos siglos permitió que los vinos del marco de Jerez pudieran salir al extranjero. La rápida intervención de los técnicos de Patrimonio de El Puerto de Santa María (Cádiz), municipio donde se ubica el puente, ha impedido que el saqueo histórico siga adelante: la estructura se desmontará de forma que pueda ser expuesta en la ciudad como muestra del pasado industrial de la Bahía de Cádiz.
El puente fue construido entre los años 1860 y 1862 para sustituir al paso de madera que servía de enlace para la línea Jerez-El Puerto- Trocadero. Esta conexión, la primera de Andalucía, se inauguró en 1856, sólo seis años después de que se pusiera en marcha la que unía Barcelona con Mataró, pionera en España. Estaba proyectada desde finales de los años 20 del siglo XIX, pero diferentes problemas con la empresa que debía hacerse cargo de las obras retrasaron su construcción.
Los trenes que circulaban por la vía gaditana transportaban vino desde Jerez y descargaban su mercancía en los barcos atracados en el muelle del Trocadero, en Puerto Real, desde donde partían hacia Europa. Un sistema que abarataba los costes a las bodegas, que hasta la llegada del tren se veían obligadas a llevar sus productos en faluchos -embarcaciones a vela- a través del río Guadalete, desde la pedanía jerezana de El Portal hasta su desembocadura, y de ahí, hasta los barcos que esperaban en la Bahía. Este ahorro favoreció la expansión de estos caldos en un siglo en el que la mitad del vino que se consumía en el Reino Unido procedía del marco de Jerez.
Pero el que en el siglo XIX fue un elemento fundamental para el desarrollo económico de la zona, hoy representa un obstáculo para el progreso. Las obras de adaptación de las vías del ferrocarril a la alta velocidad, que ejecuta la Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) requieren la eliminación de un puente que tendrá que cambiar de ubicación y de uso. "Medio puente ya se ha perdido, porque el desguace comenzó sin atender a ningún programa de conservación", lamenta Javier Maldonado, director del Centro Municipal de Patrimonio de El Puerto. Sin embargo, para el resto de la estructura se numerarán las piezas y se seguirá un plan que permita volver a montarlo una vez que el Ayuntamiento resuelva el lugar de su exposición.
De momento, no hay nada decidido. La próxima semana, responsables de Urbanismo, Cultura, Turismo y Medio Ambiente se reunirán para proponer ubicaciones. En todo caso, deberá ser un lugar en el que, además del puente, puedan instalarse paneles explicativos sobre la importancia histórica y económica de esta infraestructura. Incluso se ha planteado que un pequeño fragmento de unos 20 metros, restaurado con sus vías y travesaños de madera, pueda servir de ornamento a la rotonda situada frente a la actual estación de trenes de El Puerto, a pocos metros de su situación original.
A su relevancia histórica, el puente ferroviario suma el atractivo de su diseño industrial. Se trata de una estructura de 160 metros de largo y una considerable anchura, ya que, a pesar de que a mediados del siglo XIX sólo existía un carril, el puente se diseñó para que pudiera acoger doble vía. Construido en hierro, sus vigas se disponen en celosía, ofreciendo un acabado en forma de cruces, unidas mediante remaches y soldaduras.
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