Los robots se ponen al volante
Pista de pruebas de Ehra-Lessien (Wolfsburgo, Alemania), el cuartel general de la división de I+D del grupo Volkswagen. En una explanada de asfalto tan grande como cuatro campos de fútbol aguardan los vehículos experimentales del fabricante alemán. Estos prototipos muestran las nuevas tecnologías que ultima la marca, un conjunto de sistemas que se implantarán a corto plazo en modelos de Audi, Seat, Skoda, VW y otras firmas del grupo. Hay propuestas de seguridad, como nuevas evoluciones para los frenos ABS y el control de estabilidad ESP; otras que mejoran el confort, con el dispositivo de aparcamiento automático como protagonista, y algunas pensadas para incrementar el placer al volante, como una tracción 4×4 de respuesta variable, y un programa que permite seleccionar, pulsando un botón, diferentes comportamientos para un mismo coche. Con él, una berlina de cinco metros puede mutar y transmitir la ligereza y agilidad de un biplaza.
Pero lo más sorprendente son los últimos avances en conducción autónoma, sin intervención humana. La novedad: un coche autogobernado que circula a velocidad de vértigo y da vueltas a un circuito con la rapidez y precisión de un piloto profesional. La idea es aplicar esta tecnología para realizar pruebas internas, y, al mismo tiempo, ponerla a punto para implantarla algún día en los modelos de calle.
ABS y ESP más eficaces
Los frenos ABS y el control de estabilidad ESP tienen todavía margen de mejora. El grupo VW propone un ABS Plus que mantiene el funcionamiento normal y añade otro dirigido a la conducción 4×4. El conductor no tiene que hacer nada, pero el sistema detecta si se circula fuera del asfalto. En estas condiciones permite un ligero bloqueo de las ruedas que resulta beneficioso: logra acortar hasta un 20% la distancia de parada sobre arena, grava y hierba. El ABS Plus se introducirá a final de año en el VW Touareg y más adelante llegará a otros modelos del grupo con tracción 4×4.
El ESP también evoluciona, y ahora tiene en cuenta si el coche arrastra un remolque. El conductor tampoco tiene que hacer nada. Si al circular con una caravana a 80 km/h. el convoy se desestabiliza (por una ráfaga de viento, por ejemplo), el ESP aplica un frenado selectivo en las ruedas para recuperar el equilibrio, igual que cuando se circula sólo con el coche. La diferencia es que el aumento de peso que implica el remolque obliga al sistema a frenar con mayor contundencia: tras el frenado de estabilización, la velocidad se reduce a unos 60 km/h. Este nuevo ESP se monta ya en todos los modelos nuevos del grupo VW.
Simplificar las tareas de estacionamiento para ahorrar tiempo y esfuerzo al conductor es el propósito del dispositivo de aparcamiento automático. Al activar el sistema, los sensores laterales del coche analizan si los huecos disponibles son suficientes para poder aparcar. En caso afirmativo, el conductor detiene el vehículo e inserta la marcha atrás. A continuación, el coche gira el volante por sí mismo y maniobra hasta estacionar. El piloto sólo tiene que pisar el acelerador y el freno.
VW podría lanzar el sistema en dos o tres años, al igual que otras marcas como BMW y Citroën. Toyota lo ofrece ya en el Prius y Lexus lo montará también en el nuevo LS (fin de año).
Un automóvil, varias personalidades
Conseguir el coche multimodo, que permita seleccionar diferentes programas de condución a toque de botón, es otra de las apuestas del grupo alemán. Los ensayos se están realizando con un Audi A8 que dispone de cuatro modalidades de funcionamiento y permite reproducir las sensaciones al volante de un Hyundai Getz, un Golf GTi, un Mercedes Clase E y un Lotus Elise. De momento sirve para realizar test sin tener que fabricar prototipos reales, aunque se trabaja también para implantarlo en coches de serie.
Una de las claves del invento es la incorporación de un sistema de dirección a las cuatro ruedas, un dispositivo que podría equipar el próximo BMW Serie 7, y en el que también parece interesada Bentley, perteneciente a VW.
Por último, destaca también la tracción 4×4 variable, que se basa en la que utilizan los coches WRC del mundial de Rallies y se estrenará en un nuevo deportivo de Audi o Lamborghini antes de cinco años. Utiliza tres diferenciales activos y reparte la potencia de delante atrás y de lado a lado (en el eje delantero y en el trasero) para mejorar el dinamismo.
EL REGRESO DE 'HERBIE'
HERBIE, el famoso VW con vida propia, vuelve a las pistas. Ahora ya no es un escarabajo, sino un moderno Golf GTi denominado 53+1 en honor al original, que lucía el número 53. Pero, a pesar del cambio de traje y de los años pasados, mantiene intactas sus actitudes de conducción, porque sigue corriendo solo tan rápido como los pilotos profesionales.
Los responsables de VW invitaron a los periodistas a competir con la máquina. En la explanada de la pista de pruebas de Ehra-Lessien se definió un circuito con conos que había que realizar lo más rápido posible sin tocar ninguno de ellos. Tiempo del Golf 53+1, con el cambio en la posición automática y el control de estabilidad ESP conectado: 55,6 segundos. Tiempo del mejor de los periodistas, conduciendo en idénticas condiciones: 56,6 segundos. Ganó el Herbie del siglo XXI, aunque sólo se pudieron dar tres vueltas al trazado y tampoco se permitieron ensayos previos.
Escáneres láser, navegadores GPS, giroscopios y otros aparatos de alta precisión (toda la parafernalia técnica se agrupa en el maletero) permiten a este Golf 53+1 autoconducirse a ritmos de competición. Sin embargo, antes de que el coche esté listo para guiarse solo, hace falta realizar algunos pasos previos. Así, una vez definido el trazado de conos hay que recorrerlo despacio para que vaya memorizando el circuito. El escáner láser ubicado en el frontal, bajo la placa de matrícula, recoge la posición de las puertas y dibuja un esquema del recorrido. Tras esta etapa llega el turno de programas informáticos, similares a los que se emplean en fórmula 1, que calculan la trayectoria ideal y sitúan también los puntos de aceleración, giro y frenada. La última fase consiste en introducir estos datos en el ordenador de a bordo, que dará las órdenes necesarias a los motores eléctricos que accionan la dirección, el cambio y los pedales.
Aparte de ensayar la conducción autónoma para aplicarla en futuros modelos de serie, el objetivo del Golf 53+1 es convertirse en el mejor piloto de pruebas: puede repetir cualquier maniobra con exactitud milimétrica todas las veces que haga falta. Por ejemplo, es capaz de tomar una curva 100 veces, siempre igual, lo que permite comprobar con la mayor fidelidad cómo afecta al comportamiento de un coche cualquier cambio de piezas (neumáticos, amortiguadores). Y sirve también para comparar modelos diferentes. Toda la información que recoge se utiliza para desarrollar los chasis y lograr que los nuevos modelos sean más seguros, eficaces y divertidos que los anteriores.
Por otra parte, la frenada de emergencia automática, al igual que otros avances de seguridad que se popularizarán en los próximos años, se basa en sistemas de detección frontales, como el radar y el láser. Para los ingenieros de VW, ninguno de los dos es mejor que el otro y cada uno tiene sus ventajas y carencias. Según sus estudios, el láser es menos costoso y reconoce mejor los objetos pequeños y los no metálicos (piedras, personas, los conos del circuito), aunque la niebla y la lluvia pueden cegarle. El radar sale más caro y sólo ve con claridad los obstáculos reflectantes (en general, los metálicos, como los vehículos), pero tiene mayor alcance y no le afectan las condiciones meteorológicas.
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