La inmigración en Malta
Su artículo Presidios del horror en Malta, del 25 de junio de 2006, firmado por I. Cembrero, daba una impresión extremadamente parcial y engañosa de los esfuerzos por parte de Malta para hacer frente al enorme flujo de inmigrantes que ha sacudido a esta pequeña isla.
Aunque su artículo citaba libremente el reciente informe de la Comisión de Libertades Civiles y Justicia del Parlamento Europeo, lamentablemente parece que no comprobó si lo que se decía tenía algún parecido con la realidad de a pie, o si existían circunstancias atenuantes para lo que la Comisión encontró.
Nuestros Centros de Alojamiento Cerrado -aunque inevitablemente abarrotados debido a lo que parece un interminable flujo de inmigrantes ilegales- normalmente ofrecen un buen y limpio alojamiento básico con aseos adecuados y otras instalaciones sanitarias. Por supuesto que se pueden mejorar y, en cuanto tengamos los recursos, nos comprometemos a mejorarlos. Aunque limitadas, sí hay instalaciones recreativas. La comida que se proporciona es abundante, nutritiva y variada.
Pero el hecho es que el ritmo de inmigración hacia Malta se está acelerando este año y es un asunto de grave preocupación. Sólo en el mes de junio, llegaron a Malta 642 inmigrantes irregulares. En términos proporcionales sería como si llegasen casi 65.000 a España -que también ha sido destino de llegada a través de las islas Canarias- en el mismo periodo.
Este nivel de inmigración plantea un reto de la mayor magnitud para Malta. No sólo somos el país más pequeño de la Unión Europea, estamos prácticamente en una de las principales rutas de inmigración ilegal de África a Europa.
Sin embargo, la situación se ha exacerbado por el hecho de que, mientras la mayoría de los países tienen un "interior" hacia el cual los inmigrantes pueden migrar, Malta carece de él. Los que llegan aquí y se les da asilo, permanecen aquí. Más del 55% de los que llegaron a Malta en los últimos tres o cuatro años han recibido estatus de refugiado o de protegido por motivos humanitarios, el mayor índice de aceptación de toda la Unión. Los desafíos socioeconómicos y la tensión en nuestro tejido social como consecuencia directa de este trágico fenómeno global son severos. Se necesita tiempo y el mayor de los cuidados para que el país más pequeño de la Unión Europea pueda absorber la nueva situación y ajustarse a ella.
Tristemente, su artículo no ayuda en este proceso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.