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La cumbre del G-8

Bush recoge las quejas de la sociedad civil rusa

Pilar Bonet

¿Qué puede hacer el Gobierno de EE UU para ayudar a la sociedad civil en Rusia? Con esa pregunta, el presidente George Bush se dirigió ayer en San Petersburgo a una quincena de rusos, representantes de un amplio espectro de intereses, desde la defensa de los derechos humanos a la ecología, pasando por la prensa y los enfermos de sida. De todos ellos, Bush quiso recoger información para comentársela después a su colega Vladímir Putin, con quien cenaba anoche, antes de reunirse, ya formalmente, esta mañana.

La pregunta de Bush podía sonar desafiante, dadas las advertencias de Putin, que ve los afanes occidentales de democratizar a Rusia como una injerencia en sus asuntos internos. Bush explicó que, dado que Putin es su "amigo", consideraba estar en su derecho de explicarle sus desacuerdos, según contó Grigori Kunis, editor de Mi Barrio, una cadena de diarios gratuitos de San Petersburgo y uno de los asistentes.

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Bush matizó y dijo que le parecía "más efectiva" la crítica privada que la pública, ya que a él mismo no le gusta cuando le presionan abiertamente, según Tatiana Lakshiná, una activista de derechos humanos. Lakshiná planteó al presidente la falta de control de los federales en la república caucásica de Chechenia y puso en sus manos las fotos de los cadáveres de unos niños, víctimas del bombardeo de una aldea. El caso sucedió en 2004 y las responsabilidades siguen sin ser establecidas. "Le dije que como cristiano consecuente no puede quedarse indiferente ante esto", relataba Lakshiná. Bush tomó las fotos y dijo que trataría el tema con Putin, para añadir que al pueblo americano no le es indiferente lo que pasa en Chechenia.

La suerte de Jodorkovski

La suerte del magnate Mijaíl Jodorkovski, que cumple condena en un penal de Siberia, fue mencionada por Irina Yásina, ex directora de Rusia Abierta, la fundación política creada por Jodorkovski y ahora obligada a cerrar por falta de recursos económicos. Yásina pidió a Bush que interviniera a favor de Svetlana Bajminá, la jefa del departamento jurídico de Yukos, una madre de dos niños, condenada a varios años de prisión.

Sobre la libertad de prensa, Yásina le explicó cómo los canales de televisión estatal son un instrumento de propaganda que contribuye a la alta popularidad de Putin. Kunis, por su parte, le aseguró que "Nuestro Barrio (360.000 ejemplares y 11 ediciones diferentes en San Petersburgo) es un ejemplo de que se puede hacer un periódico independiente". ¿Y se puede hacer dinero?, preguntó Bush. "Se puede, nosotros lo hacemos", contestó Kunis.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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